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Por eso lo que Savater llama "el secreto de la felicidad" yo lo adjetivizo con "supuesto". Yo, no sólo no creo en la felicidad como estado permanente, sino que además me parece un poco estulta. De ahí que la he reservado para mis casas que no pueden defenderse de los adjetivos, no impuestos sino deseados.\n\nY esa anécdota del mendigo es a lo que me refiero con "ausencia de necesidades" como ejemplo de vida tranquila. Pero no generalicemos en exceso o pecaremos de románticos irreales.
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