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Sentarse a tomar lo que sea en un sitio como la plaza San Marcos, la del reloj de Praga, o sejemante sin mirar la carta, equivale a ofrecerle la cartera abierta a cualquier chorizo. Decir luego que te han estafado es una forma de no llamarse tonto a uno mismo, con el agravante de asegurar la continuidad de estos locales.\nHay que ser melón para sentarse en las terrazas de los epicentros del turismo mundial...
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