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  • En plena Cava Baja madrileña, justo enfrente de su renombrada casa de comidas, escenario grandilocuente de la vida social de Madrid, hace pocos meses que el popular Lucio Blázquez inauguró esta recoleta taberna, resquicio de desahogo de su concurrido establecimiento. Tasca de hechuras castizas, puesta al día en lo relativo a la oferta de vinos, con siete mesitas al fondo de la barra y otras cinco en la planta baja, sin otra pretensión que servir cañas y copas con algunos embutidos, además de sus famosos huevos rotos con patatas. Tan contundente ha sido la respuesta que en estos momentos el local actúa como bar a la vez que restaurante. Bajo la dirección de su hijo, Javier Blázquez, a los platos clásicos del inefable Lucio se han sumado algunas ensaladas y tapas, varios montaditos y postres. Todo concebido para compartir de forma desenfadada. Oferta muy descafeinada en relación con la casa madre, aunque a precios más comedidos. En horas punta, sobre todo por las noches y en especial los fines de semana, la música ambiental y el ajetreo de los camareros lo convierten en un festival de ruidos. Aun así merece la pena. Su plato estrella, los huevos con patatas, magistral por su simplicidad extrema, se desdobla en otros cuatro con sólo añadir jamón, chistorra, beicon o pisto manchego. Un lujazo de la cocina tradicional española. Berenjenas fritas No están mal las croquetas, de masa suave aunque de estética horripilante, cortadas en cuadrados para ahorrar manipulado, y son deliciosas las berenjenas fritas, secas, crujientes, perfectamente fritas en aceite limpio, fieles a la versión del restaurante El Churrasco de Córdoba. Tampoco faltan los callos a la madrileña, de muy buena nota. ¿Por qué se les añade morcilla asturiana? Ni desmerece el solomillo salteado con ajetes tiernos, muy agradable, o los chipirones salteados con setas y espárragos, propuesta interesante. Especialidades tabernarias a las que se suman el jamón y el lomo ibérico, la morcilla de Burgos, el bonito con tomate y las gambas a la andaluza. De postre, tres sugerencias de carácter, espuma de queso, pan perdido con natillas y tarta de manzana, que resultaría mucho mejor si no se presentara casi helada. El café, pésimo, sólo se sirve al mediodía y proviene del local de enfrente, mientras que la bodega, de apreciable enjundia tratándose de una taberna, contiene marcas apabullantes. En la barra se sirven por copas los vinos de la semana. Aunque la selección se centra en La Rioja y Ribera de Duero, hay grandes botellas de otras zonas. Conviene recordar que no admiten reservas.
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  • Diario El País S.L.
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  • LOS HUEVOS DE LUCIO una nueva taberna en la madrileña Cava Baja
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  • El gran lujo de los huevos estrellados
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