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  • Es inútil buscar el andén 9 3/4 (nueve tres cuartos) de King's Cross, donde Harry Potter toma el tren hacia Hogwarts, el colegio de brujería y magia creado por J. K. Rowling en sus populares libros. Pero de la misma estación londinense parten regularmente trenes hacia Durham, la impresionante urbe catedralicia del norte de Inglaterra. Ejemplo clave de la arquitectura normanda, la catedral se vio invadida de pequeños aprendices de brujo durante el rodaje del primer volumen de la saga, Harry Potter y la piedra filosofal, que se estrenará en España el 30 de noviembre. No fue el único templo cristiano que se rindió al cine. Con más de seis siglos sobre los muros del ficticio Hogwarts, su construcción en la gran pantalla limitó la búsqueda de localizaciones a catedrales, abadías, castillos y universidades de genuino sabor medieval. King's Cross es un buen punto de partida para retomar la pista de la adaptación y descubrir el embrujo de Durham, Alnwick, Gloucester, Lacock y Oxford. A menos de tres horas por ferrocarril de Londres, la catedral de Durham se eleva sobre la península que forma un meandro del río Wear. Allí se asentaron monjes que huían de los vikingos con sus reliquias más sagradas: el cuerpo de san Cuthbert y un manuscrito ilustrado de los evangelios. Del templo original creció la catedral actual, que conserva los rasgos distintivos de la arquitectura normanda del siglo XII. Todo en su interior es monumental, desde la gran puerta con su aldaba de bronce hasta columnas, arcos y relieves en zigzag. Una de sus secciones más atractivas, la capilla Galilee, con un mural también del siglo XII, quedó libre de focos y cámaras de cine. Pero el triforio, cerrado al público, y el claustro acomodaron escenas del colegio. El exterior de la catedral comparte un aire de fortaleza con el vecino castillo de Durham. Reconvertido en residencia universitaria, ofrece alojamiento a turistas en el verano. Al norte de la ciudad, en ruta hacia Edimburgo, el equipo de Harry Potter se detuvo en Alnwick, un pueblo medieval de calles empedradas y una plaza donde antaño se reunían los mercaderes de la región. En los jardines de su castillo, residencia actual del duodécimo duque de Northumberland, se rodaron las secuencias más divertidas: lecciones de vuelo con escobas y partidos de quidditz, el peligroso deporte aéreo con bolas aladas y porterías en forma de aros. El castillo de Alnwick conserva una colección de 11 canalettos y un tiziano en las seis habitaciones que se enseñan al público. Auckland Castle, en Bishop Castle, a unos 15 kilómetros de Durham, no se reproduce en la película, pero es un magnífico complemento a este itinerario por el norte de Inglaterra. Residencia oficial del obispo de Durham, el castillo alberga la serie de Zurbarán Jacob y sus doce hijos, que la Iglesia Anglicana decidió recientemente poner a la venta. Los cuadros llegaron a Auckland en 1756, cuando el obispo de entonces pagó 125 libras (unas 30.000 pesetas al cambio de hoy) a un vendedor ambulante. Como por arte de magia, la producción de Harry Potter saltó de Alnwick a Oxford, Gloucester y Lacock. Al este de Londres y hasta la frontera galesa, este segundo circuito embrujado engloba inexplicables manifestaciones artísticas -los círculos de piedra de Stonehenge y las figuras de caliza sobre las colinas de Wiltshire-, además de reliquias de la mitología inglesa, como la tumba del rey Arturo en Glastonbury. La compañía de actores se instaló, sin embargo, en enclaves más académicos y religiosos de la zona. Pistas en Oxford En la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, el Harry Potter de carne y hueso descubre pistas en sus libros encadenados que le ayudarán a descifrar el secreto de la piedra filosofal. En el edificio se ubica también el Divinity College, considerado obra maestra del gótico inglés. De techos abovedados, decorados con escudos de contribuyentes y altas personalidades, y con grandes cristaleras al exterior, se convirtió en enfermería para los aprendices de mago. Partiendo hacia el noroeste de la ciudad universitaria, la catedral de Gloucester fue un hervidero de actividad antes y durante el rodaje. La primera piedra de esta construcción se colocó en 1089, y con el tiempo se levantó una magnífica torre, se habilitó la tumba de Eduardo II y se construyó el gran claustro cuya boveda pasa por ser la más emblemática de la arquitectura inglesa del XV. Los decoradores retocaron uno de los accesos al claustro para construir la puerta secreta hacia Gryffindor, la casa de Harry Potter en el internado. Otras secciones del claustro son réplica de los pasillos del imaginario pueblo de Hogwarts. Pero quizá la localización más impactante en cuanto a las escenas rodadas y a la belleza del lugar se descubre en la abadía de Lacock, en el condado de Whiltshire. El pueblo precede en tiempo al original convento de monjas -lo fundaron los sajones- y conserva en buen estado edificios medievales, incluidos los hoteles Sign of the Angel y el King John's Hunting Lodge. Con Enrique VIII, el convento se transformó en residencia privada que todavía ocupa la familia Talbott, cuyo antepasado inventó el negativo fotográfico. El Museo de Fotografía Fox Talbot, junto al acceso a la abadía, recuerda la proeza. A pesar de las reconversiones aún se aprecian vestigios medievales entre sus muros, que aprovecharon las cámaras de cine. El claustro se vistió de telarañas y por sus pasillos corrieron los tres protagonistas en sus escapadas nocturnas. La sacristía se convirtió en laboratorio de las clases de pócimas y la habitación de la caldera hizo las veces de aula para los estudiantes. De vuelta a Londres, el equipo de Harry Potter se apropió de Australia House, en el Strand, junto a Trafalgar Square. Sede de la embajada australiana, su vestíbulo de entrada se vio convertido en el Banco Gringotts, exclusivo de magos y brujas, donde trabajan esas extrañas criaturas de orejas afiladas y cabezas ovaladas. El Zoológico, en Regents Park, también contribuyó en la creación de las imágenes del best seller al ceder la casa de las serpientes como escenario de la conversación entre el niño actor y una boa.
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  • La ruta misteriosa y aventurera de los escenarios de 'Harry Potter'
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  • Inglaterra, vista por un niño mago
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