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LA CASA rural Palacio Viejo tiene su propia historia: forma parte de un edificio medieval que perteneció a la Orden de Calatrava en el siglo XII y, según la tradición, fue utilizado como hospedería. Siglos después, en el Renacimiento, parece haber sido habitado por Ana de la Cerda, abuela de la princesa de Éboli, mientras le construían el palacio Ducal. La casa destaca por la amplitud y luminosidad de sus espacios: el portal de entrada de suelo empedrado, el comedor, los jardines, el salón con chimenea y las estancias cuyos nombres (Amor, Belleza, Dulzura, Equilibrio y Felicidad) reflejan la filosofía de la casa. Cuenta con jardines aterrazados en cuyos bordes destacan una frondosa parra de uva pinta, estanques con nenúfares y peces, además de una variedad de árboles y flores que le conceden a esta parte de la casa aroma y color durante buena parte del año.
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