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Con la firma de la interiorista Andrée Putman, el hotel Pershing Hall representa desde el pasado octubre el oráculo máximo del diseño, la decoración y las artes aplicadas a la industria del lujo en París. Este escenario délfico, visitado por artistas y curiosos de todo el mundo, se asienta sobre una clásica mansión de 1882 en las inmediaciones de los Campos Elíseos y ocupada desde los años de la I Guerra Mundial por el cuartel general de la Legión Americana.
Rehabilitada en su integridad, actualmente alberga 26 exclusivas habitaciones diseñadas por la rutilante decoradora gala, artífice entre otros del hotel Morgans, en Nueva York, y de la oficina de Karl Lagerfeld para Chanel, en París. Con su nueva joya, Putnam se reafirma en su gusto barroco a la vez que explora sin miedo los vericuetos estilísticos de la arquitectura high-tech y toma prestado lo esencial de la actual corriente minimalista en decoración. 'Un centímetro de más o de menos, una junta casi invisible, un reflejo tamizado... Esos detalles son los que hacen adorable este oficio', rubrica en el proyecto la estilista.
Su propuesta más avezada toma cuerpo en el patio central, de 35 metros de altura, ajardinado con plantas tropicales del sureste asiático cosidas a un panel de fieltro e iluminado por un cable de fibra óptica. Símbolos de iconografía militar como la estrella de la Legión Americana conviven con los taburetes metálicos del bar, los cortinajes de perlas y los cristales procedentes de viejas botellas de Coca-Cola en el vestíbulo. Erwan Louaisil, discípulo de Alain Ducasse, oficia en la cocina, mientras que el dj Enmanuel S templa el bar a ritmo de acid jazz.
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