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En Santa Cruz de Moncayo, un pueblo de 80 habitantes a pocos kilómetros del parque nacional de la Dehesa, existe desde hace poco una casa bicentenaria rehabilitada para turismo rural. El amarillo y el añil, junto con el ladrillo y la piedra, conviven en la fachada y en el patio interior. Su decoración integra elementos rústicos con un cierto aire de modernidad presente en las cinco alcobas, la mayoría pintadas de un azul intenso, bajo el denominador común de la madera en techos, cabeceros y muebles. Destaca el baño de la habitación Tía Amparo, con muros que imitan la sillería, así como las dos habitaciones superiores abuhardilladas: El Granero, con cama individual en un altillo, y El Palomar, con un gran velux encima del espejo del cuarto de baño. El lugar cuenta con dos comedores y cocina equipada para su uso particular. Un aromático jardín, una bodega y una sauna completan el conjunto rural.
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