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  • Es evidente que en un self service la comida es económicamente accesible. Pero lo raro es que, además, el local sea recomendable. En este caso, lo es. Mos es una curiosísima propuesta de restauración que mezcla la digna cocina mediterránea con la rapidez de un fast-food y la posibilidad de comer algo a cualquier hora del día. Compartiendo espacio con una tradicional y excelente pastelería aparecen dos enormes vitrinas en las que el comensal debe elegir su menú. La oferta es amplia y sorprendente en su logística. El plato seleccionado se cobra al peso y se deposita en cuidados recipientes cuadrados. Una vez elegida la comida, el clásico sistema de bandejas sirve para trasladarse a un moderno comedor de mesas corridas. Y allí continúa el juego, puesto que es el comensal quien debe calentarse la comida, coger la bebida, el pan y los cubiertos o hacerse el café. A medio camino entre la sociedad vasca y el self service, Mos desconcierta por su sofisticada decoración, su elegante iluminación y su extrañamente ambiciosa oferta culinaria. En lo que a ésta se refiere, puede optarse por socorridas tortillas (los 200 gramos de la de berenjena o calabacín cuestan 1,38 euros) o croquetas (0,35 euros la unidad), pero también arriesgarse por elementos más elaborados como la crêpe de verduritas (por 2,75 euros la unidad) o el pastel de pescado (3,33 euros los 130 gramos). También tienen un buen surtido de ensaladas (con un precio medio de 3 euros por 200 gramos), un par de platos fijos de pasta (como los panserotti con espinacas, a 3,50 euros la ración de casi 300 gramos) y verduras cocinadas al vapor o a la parrilla (2,33 euros por 185 gramos). En lo que se refiere a los segundos, hay combinaciones aún más arriesgadas y algunos fallos tan estrepitosos como el de las hamburguesas con setas o los muslitos de pollo en salsa, pero también aciertos como el del bacalao en salsa verde y tomate (por 4 euros los 200 gramos) o el salmón con salsa tártara (por 4,5 euros los 250 gramos). Imprescindibles, eso sí, los postres. Especialmente, las tartaletas (sobre los 2,5 euros), las mousses (a 2,10) y toda la oferta de chocolates. Mos se revela como una extrañamente solvente opción para comer o cenar a cualquier hora y por un precio asequible. Además, proporciona una agradable sensación de juego. Eso, si no decide llevarse la comida a casa, opción tan altamente popular que hace llevar al restaurante el subtítulo de 'la tienda de las comidas'.
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  • Diario El País S.L.
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  • Un autoservicio donde la comida se cobra al peso
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