PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • Creo que tiene un axioma irrefutable en lo relativo a los viajes. Sí, dice que cuando uno tiene dinero, no tiene tiempo para viajes. Y cuando tiene tiempo, no tiene dinero, porque quiere decirse que está en el paro. Aun así, viajó a Roma el pasado septiembre. Usted, su amiga y las madres de ambas. ¿En plan jornadas de convivencia maternofilial? Casi. Queríamos darles un gustazo a las dos, porque ya se sabe que las mujeres andaluzas de antes estaban muy machacadas, las pobres. La mía, con siete hijos, imagina lo que habrá pasado. Así que nos las llevamos, y aunque no se conocían de nada, se llevaron divinamente. Cuatro mujeres y cuatro días. Debió ser la bomba. Divertidísimo, claro. Íbamos en plan guiri de libro, así que nos chupamos todo lo que hay que ver, y con una ilusión que no veas. Nosotras exagerábamos para que las madres disfrutaran más aún, y decíamos: '¡Ay que ver qué cosa más bonita!', y ellas que 'sí, qué divino'. Éramos como cuatro morancas perdidas por Roma. Hubiera pagado por ver el espectáculo. ¿Y qué vieron? Lo primero, mil iglesias cuyos nombres apenas recuerdo. Las madres no perdonaban una y querían poner velitas a toda costa. A mí la que más me gustó fue una que se llama Minerva, con un techo añil superbonito. También estuvimos en el Foro, y nos pegamos al guía de un grupo, en plan pirata. Contaba que por el arco de triunfo que hay pasaban los gladiadores indultados rumbo a casa del césar. Supongo que para darle las gracias. ¿Tuvieron audiencia con el Papa, que es lo suyo si se va de guiri pata negra? No, eso ya hubiera sido demasiado. Pero sí fuimos al Vaticano, claro, y me pareció horroroso. Es como una demostración del poder absoluto de la Iglesia. Y allí vimos unos fashion-curas que no te imaginas. Con camisa de Armani bajo el alzacuello y teléfono móvil de medio kilo. Lo nunca visto. Capítulo gastronómico, por ir a los placeres carnales. ¡Huy!, comimos de miedo. Unos antipastos, verdurita, pizzas, y yo le decía a mi madre que eligiera sin mirar los precios de la carta, porque a ella le obsesiona que todo sea caro. Ah, y no nos privamos de sentarnos en las terracitas de los sitios más turísticos, donde te clavan. Lo que nunca haríamos en España. ¿Vivieron la noche romana con madres incluidas? No, el sábado las dejamos en el hotel y nos fuimos solas, porque mi amiga quería ligar. Llegamos a un sitio en cuya puerta había un portero gay que hacía un gesto de tú sí, tú no, de lo más despectivo. No nos eligieron, y nos fuimos chillando que ni se le ocurriera recalar por Chueca... Qué fin de fiesta más tétrico. ¡Qué va!, porque un travesti que nos había estado observando, muerto de risa, nos llevó a un local de gays y travelos. Así terminó nuestra noche de ligue a la italiana.
sioc:created_at
  • 20020615
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 494
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 7
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20020615elpviavje_7/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
sioc:title
  • Roma con dos madres
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all