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  • Aliado con el empresario neoyorquino Ian Schrager, fundador de la discoteca Studio 54 -una leyenda en los años sesenta-, el diseñador francés Philippe Starck sigue en su empeño de demostrar que es posible diseñar objetos funcionales a caballo entre el buen gusto y el divertimiento, sin recurrir a los cánones estéticos considerados políticamente correctos. En dos de sus más logrados hoteles de los ocho que han hecho juntos, el St. Martins Lane y el Sanderson, ambos en el centro de Londres, el artista da buena prueba de ello. Inventor multidisciplinar, variado y prolífico, Philippe Starck ha tocado todo lo imaginable (sillas, ropa, televisores, motos, zapatos, pasta italiana, gafas, cepillo de dientes, un exprimidor de apariencia orgánica para la firma italiana Alessi e, incluso, una escobilla para el inodoro) y también lo imposible (un reloj subcutáneo concebido para llevar puesto debajo de la piel). Nacido en París en 1949, el diseñador heredó de su padre, ingeniero aeronáutico, el afán de innovar y el gusto por la tecnología. Inició su andadura profesional en el interiorismo de los clubes nocturnos por entonces de moda en la capital francesa. Su salto a la fama llegó en 1983, cuando el presidente François Mitterrand le encargó la decoración interior de los apartamentos privados del Elíseo, que Starck acometió basándose en la tradición de lujo y elegancia de las artes decorativas francesas, estilo que emularía años después en la rehabilitación de los hoteles Royalton y Paramount de Nueva York. Prodigó luego una imagen más radical en el Café Costes -templo del diseño en el corazón de París- y en otros restaurantes de moda por entonces emergentes en Nueva York y Tokio. Los últimos años ochenta vinieron marcados por el retorno a la arquitectura y por el afán de transformar el interior de los espacios públicos en verdaderos escenarios listos para la representación de un espectáculo. Primero fue el restaurante Manin y los edificios La Flamme y Nani-Nani, para la empresa nipona Rikugo, en Tokio, cuya cubierta de cobre está inspirada en la sección transversal de un pez. Luego se sucedieron los citados hoteles Royalton y Paramount, el restaurante madrileño Teatriz, y el Delano Hotel de Miami Beach, donde Starck consigue una atmósfera muy particular combinando en cada rincón alguno de sus audaces diseños con gamas de colores. Las habitaciones, blanco sobre blanco, son un ejemplo de la reiteración de formas y tonalidades. Los hoteles recuperan así ese papel de plataforma de acontecimientos sociales que tuvieron a lo largo del siglo XIX y que se creía perdido para siempre. En Berlín, el Sorat Art'Otel, y otra vez en Nueva York, el Morgans, son ejemplos de relevantes aunque mínimas intervenciones del artista. Piezas de mobiliario y unos inconfundibles cuartos de baño llevan su firma. Sorprendiendo a admiradores y críticos, el artista parisiense experimentó una transformación ideológica que le llevó a pronosticar el fin del diseño, del consumo y de Philippe Starck como diseñador. Un libro acerca de su personalidad se vende hoy a precio de saldo en la cadena de establecimientos Vips. Aunque ese vaticinio finalmente no se cumplió, lo cierto es que sus obras han ido evolucionando hacia un humanismo extremo y un profundo respeto por la naturaleza. Actualmente Starck está abordando el diseño del hotel Miramar en Santa Bárbara, California, cuya apertura está prevista para mediados de 2003. Aunque la remodelación del hotel, del que Ian Schrager es propietario, va lenta y su conclusión se puede retrasar unos meses. LOS HOTELES DE PHILIPPE STARCK Delano (Miami )Torre de 15 pisos erigida frente al océano, en el corazón del distrito Art Déco, a escasa distancia de South Beach. Por encargo de su socio y amigo Ian Schrager, el artista francés diseñó en 1995 un hotel jugando con el espacio a partir de formas de objetos y colores. Las 208 habitaciones visten de blanco de un modo obsesivo. En la azotea se encuentra un espacio dedicado al baño en la línea de los spa norteamericanos, con el gimnasio David Barton, un solárium y una piscina en la que se puede escuchar música debajo del agua. Un establecimiento en línea con la estética pastel de la ciudad para deleitarse la vista y también el paladar en su restaurante Blue Door, regido por el chef Claude Troigros. - Delano (001 305 672 20 00). 1685 Collins Avenue. Miami Beach. Florida, Estados Unidos. La doble con desayuno incluido, desde 225 euros. Mondrian (Los Ángeles) Uno de los hoteles más populares entre los artistas y la gente del espectáculo de Hollywood. No existe en Los Ángeles otro establecimiento tan lujoso como esta torre de 12 pisos y 238 habitaciones. Macetas de terracota de tres metros de altura, velas, pantallas de vídeo en los ascensores y el vestíbulo, y una incomparable panorámica de la ciudad y sus habitantes. El restaurante Asia de Cuba y el Sky-Bar constituyen dos de los más exclusivos refugios nocturnos en Los Ángeles. - Mondrian. (001 323 650 89 99). 8440 Sunset Boulevard, West Hollywood. California, Estados Unidos. La doble, desde 325 euros. Royalton Hotel (Nueva York) Ubicado a escasos metros de la Quinta Avenida, sus cuartos de baño son divertidos y refrescantes, dotados de grandes duchas revestidas de pizarra, con bañeras redondas y cosméticos elegantes. Tan teatrales como el restaurante 44, un lugar sugerente para iniciar una relación al candor de las velas. - Royalton Hotel (001 212 869 44 00). 44 West 44th Street. Nueva York, Estados Unidos. La doble con desayuno, de 262 a 335 euros. Paramount (Nueva York) El hotel ocupa una torre de 19 pisos ultra tech que emerge casi a escondidas en el Midtown, cerca de Times Square. Sus 601 habitaciones -para decepción de algunos, demasiado estrechas- ofrecen un barniz surrealista, resultado de la difícil mixtura entre elementos clásicos, como los cuadros de la escuela flamenca, con mobiliario de líneas tecno y urbana. El personal de servicio en el lobby viste trajes negros de Armani, un lujo acorde a los 76 euros de fianza a depositar en el momento de registrarse. - Paramount (001 212 764 55 00). 235 West 46th Street. Nueva York, Estados Unidos. La doble con desayuno, de 154 a 242 euros. St. Martins Lane (Londres) El reto era crear un establecimiento-espectáculo muy al gusto de Schrager. Un mural iluminado con peces de colores parpadeantes, gigantes tableros de ajedrez y diminutas mesas de café presiden su vasto lobby amarillo y blanco. Las 204 habitaciones, de una ascética desnudez y unos precios desorbitados, ofrecen la posibilidad de regular el color de la iluminación de acuerdo con el estado de ánimo del huésped. - St. Martins Lane (00 44 207 300 55 00). 45, St. Martins Lane. Covent Garden. Londres, Reino Unido. La doble con desayuno, desde 322 euros. Sanderson (Londres) Starck perfecciona aquí muchas de las ideas anticipadas en el hotel St. Martins Lane, como por ejemplo la animación en el vídeo como recurso decorativo siempre vivo. El mostrador de recepción tiene incrustados cinco monitores de televisión en los que se ve caminando, de un extremo a otro, a una mujer distinguida sobre un fondo de color. Más cool es el Purple Bar, de naturaleza casi sideral (si no fuera porque está abarrotado a cualquier hora del día). Todo el hotel está sometido a las reglas estrictas del diseño: dormitorios blancos, impolutos, con la cama dispuesta en oblicuo y por objeto decorativo estelar un huevo -sí, un huevo blanco- del tamaño de un sillón. - Sanderson (00 44 207 300 95 00). 50 Berners St. Londres, Reino Unido. La doble, de 322 a 408 euros. Clift Hotel (San Francisco) El Redwood Room, su histórico restaurante de estilo art déco, donde se dieron alguna vez cita los más célebres jazzistas americanos, se ha restaurado minuciosamente, así como el resto del edificio, basándose en los planos originales de 1915. Es uno de los hoteles más chic de San Francisco. - Clift Hotel (001 415 775 47 00). 495 Geary Street. San Francisco, Estados Unidos. La habitación doble, desde 254 euros.
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  • El diseñador se mantiene fiel a la innovación en sus hoteles
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  • El estilo lúdico de Philippe Starck
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