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  • El desarrollo de la electrónica está revolucionando la seguridad de los automóviles y ha abierto nuevas vías de investigación reservadas hasta hace poco a las películas de ciencia- ficción. La rapidez de reacción de los últimos procesadores de datos permite que los dispositivos del coche (centralitas, sensores...) se comuniquen entre sí y activen los sistemas de seguridad para entrar en acción de forma automática y coordinada. Así pueden desplegar todos los recursos disponibles para que el vehículo responda de la mejor manera posible. Evitar accidentes y reducir lesiones Las soluciones que ayudan a evitar los accidentes se denominan seguridad activa y son las más importantes al elegir un automóvil: reducen los riesgos. Unas son mecánicas y aportan más recursos al conductor (estabilidad, frenos...). Otras son electrónicas y mejoran su información (visión nocturna, sensores de sueño...). Y otras, como el ABS y el control de estabilidad, detectan las situaciones peligrosas y corrigen los errores del conductor para ayudarle a evitar los accidentes. Si a pesar de todo se produce una colisión, el automóvil cuenta con recursos adicionales que reducen las lesiones de los ocupantes. Se denominan elementos de seguridad pasiva e incluyen desde las áreas de deformación del chasis para absorber los impactos hasta los airbags, cinturones... Y se ensayan en las pruebas de choque que hacen las marcas antes de lanzar un modelo. Los nuevos sistemas que están investigando los fabricantes van a ofrecer funciones espectaculares que situarán la seguridad del automóvil en otra dimensión. El conductor seguirá siendo de momento el actor principal, pero contará cada vez más con nuevas ayudas que reforzarán sus aptitudes en situaciones de peligro. Y poco a poco irán reduciendo su protagonismo para que la seguridad no dependa de sus errores. Son los primeros pasos que nos llevarán a medio plazo y de forma inevitable hacia la conducción automática. En sólo dos años Pero para eso faltan todavía algunos años, aunque menos de lo que se podría pensar, porque la aplicación de las nuevas tecnologías será cada vez más rápida. Si el ABS tardó diez años en popularizarse, los controles de estabilidad sólo han necesitado seis. Y se espera que las próximas innovaciones se apliquen en apenas dos años desde que se estrenen en los modelos más exclusivos hasta que lleguen a los más populares: los fabricantes necesitan tiradas masivas para reducir costes y rentabilizar cuanto antes sus inversiones. Éstos son los principales avances que llegarán en un futuro próximo.
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  • Diario El País S.L.
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  • La seguridad que viene: de la ficción a la realidad
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