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  • Como en los châteaux franceses de Burdeos o Borgoña, las bodegas que ofrecen cama y mantel durante la actual vendimia en España están que se salen. Adolfo de las Heras lo venía intuyendo desde hace tiempo, y por eso ha convertido su finca de El Renegado, entre los términos de Caudete de las Fuentes y Venta del Moro (Valencia), en un pequeño hotel rural con lo imprescindible para retener a los incondicionales de la denominación de origen Utiel-Requena. Vistas panorámicas, relación calidad precio equilibrada y ambiente de cosecha en familia. Una fachada de albero y cal frente a 480 hectáreas de viñedo -50% de bobal, 40% de tempranillo y el resto de cabernet-sauvignon y macabeo- cultivado en espaldera y fermentado en 14 depósitos autovaciantes de acero inoxidable con capacidad para 2,5 millones de litros de vino constituyen, sin duda alguna, el mejor argumento para quedarse a pasar la noche en la industria. Localizar el hotel obliga a ejercer de detectives en las mal señalizadas carreteras. Al llegar a Caudete se debe ir por la vía de servicio hasta enlazar con otra rotonda que distribuye la salida a Los Isidros, y luego hay que seguir unos difusos cartelitos hacia la finca de El Renegado. Seria rehabilitación Entreviñas no anticipa, desde luego, ningún lujo. Sustantivado en las necesidades vitivinícolas, sólo la mansión, de estilo seudocolonial, ha merecido en la procura del alojamiento una seria rehabilitación arquitectónica, al tiempo que el resto de las instalaciones mantiene intactos la huella del barro, el estiércol y el brutalismo de unos silos destinados al almacenamiento del vino a granel. Gabi Moradiu, establecido aquí con su familia desde 1997, recibe al huésped y lo conduce a su habitación con mucha animosidad, sin perder la ocasión de hablarle de su Rumania natal, donde regentaba una tienda de moda durante el régimen de Ceausescu. Las zonas comunes se reducen al salón de televisión, una cafetería solitaria y el mirador otoñal, desde el cual se pueden seguir las evoluciones de la cosechadora entre las viñas. Un instante bucólico acentuado por el trino de los pájaros y el murmullo lejano de la autopista, según en qué dirección sople el viento. Mobiliario rústico Doce habitaciones se reparten las dos plantas del edificio, la superior abuhardillada, con un tamaño razonable y un mobiliario rústico sin excesos ni estereotipos sofisticados. Una mesita de cristal, cabecero de forja con floripondios dorados, suelo de barro barnizado y un aparador en el que se apoya la diminuta caja gris del televisor. Menos alegrías ofrecen los cuartos de baño, sin repisa para colocar el neceser, ni iluminación apropiada para acicalarse frente al espejo. Tampoco el estuchado cosmético es lo que se espera en una industria familiar. Todas llevan el nombre de los sectores en que se divide el viñedo, según su levantamiento taquimétrico: Pedriches, Aljibe, Pasiego, Largas, Renegado, Parada, Cruce, Olivar, Tabla del Viento, Capellanía, Tabla del Pastor, Apedreados. Y dos apartamentos: Vallejo del Lobo y Vallejo del Campillo. Las vistas, en días despejados, alcanzan hasta la barrera montañosa de Cofrentes, a más de 100 kilómetros del hotel.
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  • Diario El País S.L.
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  • ENTREVIÑAS, hotel y bodega de la denominación Utiel-Requena
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  • Amanecer con ambiente de cosecha
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