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  • PEDRO ALMODOVAR Director de cine Nacido en La Mancha, el escenario por excelencia de sus películas es Madrid. Restaurante Viridiana. Para Abraham García, la comida es una ciencia y un arte, y él domina ambas cosas. Mi triple papada es culpa suya. Cuando me cito con celebrities foráneas, quedo divinamente llevándoles a comer a Viridiana. Toda una experiencia, no puedo describir qué tipo de cocina hace porque se la inventa él, Abraham. Pinchos. El Bocaíto es la haute couture del pincho. Lo que el Museo del Prado es a Goya, por ejemplo, y a Velázquez, El Bocaíto es a la tapa. A todos los que en Francia, Inglaterra o Estados Unidos ponen un bar de tapas les mandaría yo a El Bocaíto para que se acomplejaran y vieran que las tapas son otra cosa. El Bocaíto es uno de los mejores antidepresivos que conozco. De María, en Preciados. Cortes argentinos, provolone, mollejas. Sí, mollejas. Para mí, que estoy al borde del vegetarianismo, el restaurante De María es mi gran contradicción. Cuando uno come mollejas de De María, uno cree que está tomando flan de algo. Sutiles, estos argentinos. Y muy simpáticos. Discoteca Cool. Decoración tipo Wallpaper (la biblia actual de la decoración), estupenda, la verdad. Los jueves, cuando sin dejar de ser cool se convierte en Sunflower, puedes descoyuntarte vivo junto a gente guapa y variada. Los sábados de Macumba . O sea, Ministry of Sound haciendo alarde de sonido. Ritmo frenético que mezcla todo tipo de sudores. No hace falta ser teen para disfrutar del sound. Conviene haber cenado antes y no tener sueño. Camilla Park. Un local de nombre tan ingenioso merece al menos una visita. Lo lleva además el histórico Pepe Patatín, maestro del buen rollo y gurú de lo "sencillo y a la vez moderno". Candela. Es el local favorito de Pina Bausch, y de muchos aficionados al flamenco. Gente auténtica y con ganas de que pase algo. Y a veces pasa (lo más grande) en el sotanillo. ELENA ANAYA Actriz Palentina de nacimiento, la actriz vive en Madrid, donde ha rodado algunas de sus últimas películas, como Lucía y el sexo. Mi gente de Madrid. Lo más importante para mí en Madrid es la gente, y el hecho de que aquí tengo cerca a una parte de mi familia, a mis hermanos y a mis amigos. El Rastro entre semana. Lo segundo, ir al Rastro, siempre y cuando no sea domingo. Me gusta pasear en este barrio tan popular y disfrutar del ambiente que se respira un día entre semana, por ejemplo, en la plaza de Cascorro o en las tiendas de antigüedades. El Museo Reina Sofía. Es una experiencia acercarse cualquier día, ver las exposiciones o la colección permanente, pasear por el patio de esculturas y darse una vuelta por la librería, una de las mejores en temas de arte. Un cine. Otro punto de mi circuito madrileño son los cines Alphaville, en la calle de Martín de los Heros, a la vuelta de plaza España. Cine de calidad en versión original. Mi casa. Como quinto, pero no último, mi casa en la zona de la plaza Mayor. Me encanta vivir en el mismo centro de Madrid, y supongo que eso me convierte en una madrileña que tiene muy a mano tomarle el pulso a la ciudad. JAVIER MARÍAS Escritor Nacido en Madrid, es autor de Corazón tan blanco. Vive en el centro histórico. Un lugar cerrado. Desde hace ya varios años, por la gestión nefasta del empresario Sarasola y por la incuria de las autoridades varias, languidece y muere el magnífico hipódromo de la Zarzuela, que no sólo es una pequeña joya arquitectónica, sino uno de los mejores escenarios de la incertidumbre. Aún puede oírse el galopar de caballos tristemente fantasmas. Un espacio a salvo. Se ha hablado mil veces de los cielos de Madrid, y su fama es justificada. Pero es que además son el único espacio de la ciudad que no ha logrado destrozar nuestro Atila particular, el alcalde Manzano. La gente debería cesar en sus actividades al atardecer y mirar siempre hacia el Oeste, para asombrarse. Pero casi nadie lo hace, y así nos va. Un rasgo. Lo único grato que los madrileños aún no han perdido es el desprendimiento, que no es lo mismo que generosidad. Es mejor y menos pretencioso. La vida se pone antipática en cuanto la dominan las cuentas, y aquí, todavía, casi nadie las hace, ni siquiera los pobres. Un pasado que habla. El Madrid de los Austrias es la única zona no del todo desmemoriada, y, por tanto, la única que conserva, aunque discretamente, los tiempos pasados en su espacio presente. Son sólo susurros, pero resultan audibles de vez en cuando. Un museo del horror. La recientemente inaugurada catedral (es un decir) de la Almudena. Si su exterior es demente, su interior es lo más espantoso y sórdido que aquí puede verse. La sordidez agravada por el continuo homenaje a ese nuevo santo que ha desprestigiado ya del todo a la Iglesia católica, san Escrivá el de Barbastro. ALASKA Cantante Nació en México y vive en Madrid desde 1973. Fue musa de la movida y ahora lo es del barrio de Chueca. La Torre de Madrid. Es pura verticalidad, modernidad, un símbolo del espíritu progresivo. Quedan poquísimos edificios tan especiales en Madrid, y éste está además en pleno ajetreo de la plaza de España. He estado muchas veces en su interior y me encantaría vivir en este edificio. Los jardines de Sabatini. Es el sitio al que iría si quiero perderme un rato. Madrid tiene pocos lugares para hacerlo a gusto. Recuerdo que hay una pequeña caseta de madera, rincones que descubrir y además está lleno de simpáticos gatos. Es un lugar ideal para desconectar, siempre y cuando no te encuentres con la típica pareja de novios haciéndose las fotos de su boda y extendiendo a todo lo ancho la cola del vestido. El mejor momento del día, el atardecer. Castañas. El olor de los puestos de castañas que se instalan en invierno es uno de los primeros olores que recuerdo de Madrid. Cuando lo huelo en algún otro lugar del mundo, me recuerda siempre esta ciudad. Inconfundible, aunque parece que cada año hay menos. Recuerdos de Costa Fleming . Cuando llegué a Madrid en 1973, viví en un costado de la Castellana, al norte del estadio Santiago Bernabéu. Costa Fleming era el barrio de los estadounidenses y mexicanos en Madrid, y se respiraba un aire de modernidad. Aquí estaban los puticlubes y las chicas con minifaldas en las calles. Pero aquí también estaba el único Kentucky Fried Chicken, la pastelería Helen's con sus brownies memorables y los grandes almacenes Woolworth. Aquí encontraba referencias de otro mundo. Era distinto y me sentía muy bien. Chueca, un barrio actual. Aquí se vive de otra manera. Chueca es un barrio en toda regla, donde te encuentras en la calle con la señora de la peluquería, el vendedor de flores, la gente del mercado... Y todo el mundo se conoce. Y si hace veinte años no había quien viviera aquí, hoy es un lugar integrador, donde pasean de la mano chicos con chicos y chicas con chicos y chicas con chicas, donde se vive la permisividad en los comportamientos sociales. Es el barrio del momento. Y un momento especial: las fiestas del orgullo gay. Es lo mejor de Madrid. SERGI AROLA Cocinero La Broche, el restaurante del 'chef' catalán, es el mejor calificado de Madrid en la guía Michelin (dos estrellas). Un olor. A las dos o tres de la madrugada, cuando salgo de mi restaurante y los trabajadores municipales están en plena faena de limpiar las calles con grandes chorros de agua, Madrid huele a asfalto mojado mezclado con las fragancias de las islas de césped y los árboles que las salpican aquí y allá. Un olor a jungla pavimentada. Yo identifico Madrid con este olor. Un sabor. Sofisticado, pero muy fácil a la vez: el gin fizz que prepara Fernando del Diego. Es uno de los cócteles imbatibles de este barman y creador de sabores de toda la vida, que contribuyó a la fama del Chicote y que tiene su propio bar en el número 12 de la calle de la Reina: Del Diego Cocktail Bar. Simplemente, muy cool. Una imagen. Las puestas de sol en febrero. En estos días fríos y claros tan propios del invierno madrileño, las puestas de sol son simplemente espectaculares, y más aún si se observan desde el templo de Debod, en el paseo del Pintor Rosales. Mientras el sol desaparece lentamente, la vista se pierde en la lejanía y uno pierde la noción de dónde está, en Madrid o en Egipto. Es un ambiente único. Un sonido . Un paseo por el Rastro, un domingo por la mañana de octubre, noviembre o diciembre, revela una enorme mezcla de sonidos. Aquí una señora toca un organillo, allá un señor ofrece barquillos, la música sale de las tiendas, la gente charla y pide precios ante los puestos más variopintos. Un recuerdo. Mi primer fin de semana en Madrid. Fue a principios de los ochenta, cuando vine, desde Barcelona, para ver un concierto de Nacha Pop en la sala Rockola. Recuerdo tres días de alimentarme de bocatas de calamares y cerveza Mahou, dormir donde me dejaban, y, sobre todo, de enamorarme de esta ciudad, del ambiente de libertad que se respiraba. Desde entonces tuve muy claro que iba a instalarme en Madrid algún día. TUÑÓN Y MANSILLA Arquitectos Emilio Tuñón (a la derecha en la foto) y Luis Mansilla son autores del archivo y biblioteca de la Comunidad de Madrid, que se inauguran el próximo martes. Silencio y humedad. Los depósitos subterráneos de agua del Canal de Isabel II en la plaza de Castilla. Bajo el ajetreo y la vorágine de la ciudad, un espacio silencioso y quieto, donde el intenso olor a humedad evoca la añoranza del mar que Madrid nunca tuvo. Burbuja tropical. El invernadero antiguo del Jardín Botánico es una burbuja tropical, exuberante y añeja, indiferente a quien lo recorre, que, al detener el paso de las estaciones, detiene también por un instante el paso del tiempo. Goya. La Sala de los Goya, en la sede del Banco de España, en la plaza de Cibeles. Una habitación rodeada de goyas y sólo goyas, una grata sorpresa dentro de un edificio que por su dimensión es una ciudad dentro de la ciudad. Un mirador hacia el sur. El de la torre del Reloj de la nueva estación de Atocha. Un espacio apenas visitado desde su construcción, que recompensa el esfuerzo de subir hasta él con una visión sorprendente de las cubiertas de Madrid: para seguidores de El Diablo Cojuelo. Observatorio astronómico . Una maravillosa obra clásica del arquitecto Juan de Villanueva en el Retiro, donde quizá alguien inventó la frase "De Madrid al cielo".
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  • Una guía inédita, urbana y noctámbula
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