PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • De 1690 era la casona que Jesús Mantilla, notario en Reinosa, y su mujer, Paloma López, han terminado de rehabilitar este año con denuedo y paciencia. No merecía menos esta empresa después de ver el arte de orfebre con que se ha empleado el ebanista Tomás Sobaler en salvar toda la viguería de roble y enaltecer, con tallas propias, el paisaje interior en madera que atesora el edificio. Un paisaje mimado también por el arquitecto César Cubillas a la hora de orquestar la redistribución de los espacios y adornar la fachada con piedras de sillería, sobre el fondo invernal de la sierra de Híjar, anfiteatro montañoso del que emerge el pico Tres Mares, a 2.175 metros de altitud. Cuando hay buen gusto y posibles, sobran los lugares comunes del turismo rural. El roble y el nogal sustituyen al contrachapado al barniz. Las losas de cantería visten más que el gres de serie. Las flores naturales huelen mejor que las secas. Y la gavilla de adorno ocupa el lugar que le corresponde: el pajar o el paragüero. Jesús Mantilla y Paloma López regalan al viajero todo su talento a través del vestíbulo, pavimentado con madera ribeteada; los salones, amueblados con piezas de anticuario y una chimenea de porcelana y hierro fundido procedente de un castillo escocés; el comedor, panorámico al jardín, ambientado con una vieja gloria como aquellas que atizaban las abuelas; y, benditas sean, las nueve únicas habitaciones, hilvanadas de un extremo a otro con sus antiguos cabrios en roble, sus viguetillas trenzadas y una amplitud inusual al precio que se paga por noche. Montañas y prados Difícil la elección, después de que el propietario se haya afanado en mostrarle a su huésped todas las disponibles en ese momento. Para variar, mejor repetir otro viaje. La 6 y la 7, dos de las que ofrecen mayores dimensiones, terminan en sendas galerías decoradas con estores norteamericanos del siglo XIX. La 9, igualmente generosa, está dividida en dos dependencias mediante una antigua mampara rescatada de la planta baja y cuya trasposición un piso más arriba costó Dios y ayuda. En la 1, de uso individual, fueron halladas unas monedas de oro de la época de Carlos IV y Fernando VII, actualmente expuestas en el salón principal. Unas orientadas hacia las montañas, otras a los prados que alfombran el valle de Campoo, todas abrigan con el punto óptimo de calefacción y una insonorización muy calculada los sueños de un invierno romántico e inquebrantable en sus silencios. Los únicos peros residen en la estrechez de las camas -90 centímetros- y en la modestia del kit cosmético. Por el contrario, los desayunos despiertan el apetito con toda clase de elaboraciones caseras, igual que el menú servido en la cena: tres platos vigorosos a escoger entre las delicias de la comarca y una carta de vinos seleccionada por el gusto sibarita de Jesús Mantilla.
sioc:created_at
  • 20021228
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 607
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 11
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20021228elpvialbv_4/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • CASONA DE NAVEDA DE CAMPOO, una cuidada rehabilitación cerca de Reinosa
sioc:title
  • Cálido espacio interior de roble y nogal
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all