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Las tecnologías limpias están cada vez más cerca. Las nuevas normas antiemisiones más exigentes y algunos factores externos, como el potencial conflicto con los países árabes - que copan las mayores reservas petrolíferas del mundo-, están provocando una aceleración en el desarrollo de modelos más ecológicos. Y casi todos los fabricantes están trabajando a marchas forzadas para ofrecer propuestas innovadoras, aunque cada uno ha elegido sus propias vías de investigación.
El éxito de los motores turbodiésel permite a la industria europea aplicar soluciones intermedias comercialmente asequibles mientras llega el coche de hidrógeno, que será el combustible del futuro, aunque no antes de 10 años. Pero en Estados Unidos y Japón, dos mercados reacios al gasóleo, la transición al hidrógeno pasa por los coches híbridos, que cuentan con dos motores, uno normal y otro eléctrico, para reducir los consumos y emisiones. Así, General Motors, el fabricante americano más avanzado en la aplicación del hidrógeno, ha anunciado que espera vender un millón de híbridos en los próximos siete años.
Junto a estas propuestas, los imponentes prototipos de las tres grandes marcas americanas -GM, Ford y Chrysler- han acaparado también la atención. Y aparte de reflejar el optimismo ante una próxima recuperación económica, son la respuesta a los últimos desafios tecnológicos europeos, como el Bugatti Veyron de 1.001 CV. Además ha destacado también la oleada de todoterrenos europeos exclusivos pensados para Norteamérica, aunque de momento son sólo prototipos.
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