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  • El secreto consiste en compartir distintas raciones y no abusar del marisco. Si se toman varios platos de cocina con algunos frutos del mar esporádicos, las facturas raras veces sobrepasan los 15 euros por persona. Resulta encomiable la labor de contención de precios de este recoleto local, próximo a la plaza del Callao madrileña, decorado con motivos marineros y especializado en pescados y mariscos, que atraviesa uno de sus mejores momentos. Después de traspasar sus puertas, el cliente tropieza con un vistoso expositor frigorífico donde figuran toda suerte de mariscos. Piezas que conviene observar antes de confeccionar el menú, o que se pueden comprar al peso para llevar a casa. Con las variaciones propias del mercado, en sus bandejas relucen berberechos (6 euros la ración), cañaíllas (6,50 euros), langostinos tigre (5,50), ostras (1 euro la unidad), y hasta percebes (17 euros la ración) y cigalas (10,50 la ración). Mariscos que se hierven al momento o se hacen al vapor o a la plancha. Lamentablemente, en los mariscos cocidos el gusto a laurel prepondera de forma desmesurada. También hay una mariscada para dos (35 euros) y una para cuatro (54 euros), que si se acompaña de cerveza (1 euro la caña) permite disfrutar sin que se sobrepasen los 15 euros por cabeza. Alternativamente, hay una carta de platillos de cocina, que no alcanzan gran nivel pero tampoco desmerecen. Es digno el surtido de empanadas caseras (6 euros), acertado el revuelto de algas y caviar de erizos (7,50), y correctos los calamares a la parrilla con alioli, así como el pulpo a la gallega con cachelos (9,50). Lástima que en la ensalada de tomate y ventresca (7 euros) las anchoas estén demasiado saladas. Otro de los señuelos es su menú del día, que sólo se sirve al mediodía, incluidos domingos. Por 9,50 euros, el comensal elige caldo gallego o tallarines negros, entre los primeros, y ternera mechada al horno o merluza a la gallega, entre los segundos. Opciones que cambian a diario. Para concluir, un puñado de postres caseros. Cosas tan sencillas como la tarta de Santiago, queso de tetilla con membrillo o tarta casera de galleta, crema y chocolate (cada uno, 4 euros). La selección de vinos, que se circunscribe a un puñado de vinos gallegos, es muy pobre. En cambio, saben tirar bien la cerveza.
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  • Sabor a mar en el centro de Madrid
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