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  • La inauguración hace un mes de Las Edades del Hombre, en Segovia, constituye un buen argumento para acuartelarse en el anonimato de un hotelito con encanto situado a ocho kilómetros escasos de esa ciudad. Ajeno a los ruidos y a las prisas, el caserío tuvo siempre un uso agrícola y cinegético hasta que su dueño resolvió rehabilitarlo para el turismo de descanso y de pequeñas reuniones empresariales, dada su relativa proximidad a Madrid. Como puede imaginarse, aquí el único despertador suena puntualmente al amanecer, instante en que los pájaros se afanan con sus trinos más optimistas y una ráfaga de viento fresco peina las 275 hectáreas de encinar y monte bajo que delimitan la propiedad. Magnitud suficiente para considerar a este Caserío de Lobones como un proyecto hotelero muy serio. Jaime Pujadas, abogado de carrera y propietario vocacional del establecimiento, es el primero en despertarse con el trajín de cada mañana. Atusa los flecos de la mantelería, enciende el ordenador de recepción y se agencia en la capital los periódicos del día. Una atmósfera de refinado clasicismo contagia a la clientela desde el bostezo inicial. Huele a maderas nobles, a cera mística, que Rocío, esposa de Jaime Pujadas, se encarga de aplicar. En el pequeño comedor de desayunos, en el salón con chimenea, en la antigua capilla de la familia. En las salas desnudas que algún día albergarán tertulias culturales y exposiciones de arte. El espacio cortés del siglo XVII revaluado por un mobiliario elegante, en gran parte originario de la casa. Retablo comedido de borlas, pompones, pasamanería de forja, trípticos al óleo, vajillas de porcelana... Y esas tapicerías estampadas, esas lámparas de hilo, esas arañas rococó -¡y qué araña, la del salón principal!-, los artesonados de madera labrada, las alegorías pictóricas de nuestra mitología europea... Y, aquí sí justificados por esos techos tan altos, las camas con dosel en las mejores habitaciones del caserío. Salvo la 1 y alguna que otra más despejada de muebles, las estancias adolecen de cierta angostura impuesta por el antiguo orden de la construcción, solariego aunque sin la menor exigencia de espacio para el baño. Pujadas prevé una próxima ampliación del hotel a 15 nuevas habitaciones en cuanto se recupere de la fuerte inversión realizada en su puesta en marcha. Todas con la misma categoría que las actuales, de porte aristocrático y campestre, que no campirano. Dotadas de un mejor equipamiento cosmético y electrodoméstico. Con los últimos avances para la práctica del teletrabajo.
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  • Diario El País S.L.
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  • CASERÍO DE LOBONES, finca de reposo del siglo XVII en las cercanías de Segovia
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  • Atmósfera de maderas y camas con dosel
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