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  • El Cadillac CTS es una berlina de lujo norteamericana adaptada en algunos aspectos a los gustos europeos. Tiene un tamaño generoso, pero no aparatoso, y un interior en que prima el confort. Pero sobre todo aporta un funcionamiento muy suave y un comportamiento compatible con las carreteras de nuestro continente, algo poco habitual en coches de su procedencia. Consumos ajustados La versión básica del CTS monta un motor 2.6 V6 (181 CV) de diseño actual y equiparable a las mecánicas europeas de su cilindrada. Ofrece unas buenas prestaciones y se ofrece con dos cambios, uno manual y otro automático, pero los dos con cinco marchas. La unidad de pruebas montaba este último, que no está a la altura de los nuevos automáticos secuenciales. Es muy suave y apenas se notan los cambios, pero tiene un escalonamiento con la cuarta y la quinta muy largas y separadas entre sí, que limitan el nervio y hacen que resulte perezoso cuando se arranca en parado y al acelerar. Al menos incluye un programa Sport que se conecta con una tecla y es muy eficaz en ciudad, subidas y zonas viradas: estira más las marchas y mejora el brío. A pesar de esta carencia, el CTS mantiene buenos ritmos de crucero en trazados amplios y autopistas, y sorprende con unos consumos ajustados y bajos para su cilindrada: menos de 10 litros a ritmos suaves, alrededor de 12 en conducción rápida y 13 en ciudad. Buen comportamiento dinámico Las suspensiones buscan el máximo confort, pero han recibido una puesta a punto especial para adaptarlas a los gustos europeos. El resultado en la práctica es correcto: absorben muy bien todos los baches sin que apenas se sientan en el interior, y aportan una estabilidad satisfactoria, aunque sin llegar a la eficacia y precisión de las mejores berlinas de aquí. El nuevo Cadillac circula con gran aplomo y confort en carreteras rápidas y autopistas. A pesar de su tamaño se defiende bien en los trazados más tortuosos, con un balanceo comedido y un buen agarre en las curvas que da seguridad. Acusa las inercias y el peso cuando se aumenta el ritmo, porque no está pensado para conducciones deportivas. Pero sorprende la dirección, que aporta una gran manejabilidad en las maniobras, y monta también unos frenos con ABS más potentes que las versiones americanas. Sólo se echa de menos el control de estabilidad ESP, un fallo incomprensible en un coche de su precio: se ofrece como opción en un paquete deportivo por 3.250 euros. El Cadillac CTS es un coche pensado para hacer viajes largos con el máximo confort, aunque exige una conducción tranquila y sosegada. Si se aceptan estas premisas muestra todas sus virtudes y reduce al mínimo la fatiga. Pero si se intenta exprimir la mecánica presenta ciertas carencias, con un motor ruidoso a alto régimen y un cambio demasiado lento.
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