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CUANDO todavía era sólo un castillo, fue cedido por los Reyes Católicos a Alfonso de Valencia como recompensa por la toma de Zamora. Éste lo vendió poco después, en 1477, a Alonso de Fonseca Quijada, obispo de Cuenca, Ávila y Osma, quien convirtió el edificio del siglo XI en un castillo palacio donde viviría junto a su amante, con la que tuvo cuatro hijos. Éste es el tipo de historias que narran las paredes del hotel Posada Castillo del Buen Amor, abierto desde julio en Villanueva de Cañedo (Salamanca). Tras una profunda restauración, el castillo ofrece 45 habitaciones que son una "auténtica recreación del siglo XV", según su dueño, Fernando Fernández Troconiz, que pasaba aquí los veranos de su infancia jugando a ser un caballero andante.
Declarado bien de interés cultural, el castillo se estructura en torno a un patio gótico y conserva los arcos rebajados, la viguería de los techos, las chimeneas y los escudos labrados del original, pero con todas las comodidades de un alojamiento contemporáneo. Rodeado por una dehesa de 35 hectáreas, está, además, a un paseo en coche de la monumental Salamanca y la románica Zamora.
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