PropertyValue
opmopviajero:IPTCMediaType
  • text
opmopviajero:IPTCMimeType
  • text
opmo:account
opmo:content
  • En un enclave único de la geografía malagueña conocido como la cueva del Gato -"la primera maravilla de la Serranía de Ronda", en palabras del viajero romántico Francis Carter- acaba de nacer un pequeño complejo hotelero bajo el reclamo de lo rural. Dos bloques revestidos en piedra oscura y comunicados entre sí por un corredor trasero pretenden, en su mímesis con el paisaje, ser diana de un turismo diferente para los prófugos de la Costa del Sol. El propósito merece un aprobado por los pelos, como corresponde a una obra a medio acabar. Nada rutilante, sin las cartucheras de una buena arquitectura ni el escorzo de una cortijada andaluza. Aquí priman las vistas sobre la boca de la famosa cueva y un silencio estalagmítico sólo interrumpido de vez en cuando por el tránsito del ferrocarril, entre las nueve de la mañana y las doce de la noche. Emplazamiento, tranquilidad y perspectiva. Alicientes imprescindibles para justificar la estancia en un alojamiento que colma las aspiraciones turísticas de Manuel Buzón, empresario de Benaoján cuya residencia en Sevilla le impide un seguimiento continuado del negocio y la atención preferente de sus instalaciones, desapego que inmediatamente sufre el huésped a pesar de los buenos oficios de su empleado al frente, Manuel Villalba. La recepción comparte espacio con el salón de estar y el bar, desangelados a causa de la escasa clientela que visita el lugar fuera de los fines de semana. Insulsos resultan el desayuno y la cena, servidos bajo el techo abovedado del comedor, sin mucha rotación que asegure una adecuada carta y la debida calidad de las materias primas. Para mayores soleares están las habitaciones, siete en total, referidas a las cavidades y atractivos espeleológicos de la cueva del Gato: Lago Blanco, Lago Ele, Los Toriles, Chimenea, Estalagmita, Gours... y la propiamente llamada del Gato, la única que ofrece unas dimensiones generosas, aunque desaprovechadas. Todas ellas enfoscadas de cemento en colores, altas de techos y algo húmedas, mantienen cierta gracia en su decoración y algún que otro detalle romántico, como el dosel que enmarca sus lechos. Mal iluminadas para la lectura, y sin televisión, sólo queda desear que la noche preste su silencio al sueño.
sioc:created_at
  • 20031018
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 502
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 11
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20031018elpvialbv_8/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
dcterms:rightsHolder
  • Diario El País S.L.
opmopviajero:subtitle
  • CUEVA DEL GATO, siete habitaciones austeras y románticas
sioc:title
  • Noches en la serranía malagueña
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all