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  • Sólo un 5% de los accidentes mortales está provocado por fallos mecánicos, mientras que el 38% es consecuencia de distracciones del conductor (despistes, somnolencia) y hasta un 46% se debe a errores de apreciación (adelantamientos arriesgados, etcétera). Éstos son los resultados de los estudios realizados por el departamento de investigación y desarrollo (I+D) de Daimler Chrysler, el grupo automovilístico cuya marca más destacada es Mercedes. Los frenos con ABS y los controles de estabilidad aumentan la seguridad activa de los automóviles, que es la que intenta evitar los accidentes. Y combinados con los elementos de seguridad pasiva (airbags, cinturones con pretensores, carrocerías deformables), que mejoran la protección de los ocupantes cuando el accidente ya se ha producido, son los factores que más han contribuido a reducir la siniestralidad en carretera. Según las estadísticas de la Unión Europea, las víctimas mortales por accidentes de tráfico han disminuido en Europa un 30% -de 56.027 a 39.864- entre 1991 y 2001. Coches que sienten y observan Las nuevas tecnologías que ensayan las marcas van a permitir reducir aún más estas cifras. El centro de I+D de Daimler Chrysler y los departamentos similares de muchas marcas trabajan en la puesta a punto de nuevos sistemas que reducirán los principales factores de riesgo: evitarán las distracciones y fallos del conductor y ayudarán a prevenir y resolver situaciones de peligro. Los radares antichoque, ya disponibles en algunos modelos, son la primera muestra: mantienen la distancia de seguridad con el coche de delante e incluso llegan a frenar por sí solos cuando detectan un riesgo de colisión. Los expertos se jactan de que los coches han aprendido ya a sentir: por medio de unos sensores recogen información y la aplican para mejorar el funcionamiento de los principales elementos de conducción (dirección, frenos y suspensiones). El reto ahora está en enseñarles a observar la carretera y al conductor. Y el medio elegido son las cámaras, que completarán a los sensores para reforzar la seguridad de los coches del futuro. Los controles de trayectoria, que empezarán a llegar al mercado en uno o dos años, darán el banderazo de salida a la implantación de esta nueva generación de dispositivos de seguridad. Y a medio plazo (de tres a cinco años) aparecerán también los sensores de sueño, que despiertan al conductor, y la visión noctura, que permite ver en la oscuridad (noche, niebla...).
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  • Diario El País S.L.
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  • Avances para reducir los accidentes
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