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  • Elegante y diferente. Tiene una carrocería alta de ángulos redondeados que transmite robustez y unas llantas grandes que realzan su imagen y deportividad. Un veterano con clase. Conducción: 42 puntos (3º) El más fiel al estilo de los todoterrenos: posición de conducción más alta y mejor visibilidad en todos los ángulos. Pero la aerodinámica (CX: 0,39) y las llantas de 18 pulgadas de la unidad de pruebas (versión Sport) penalizan las prestaciones en trayectos largos. El motor 2.0 TD4 tiene sólo 112 CV y tarda más en responder al acelerador. Le falta brío por debajo de 2.000 vueltas, aunque después empuja con fuerza hasta 4.500, pero es más perezoso y menos alegre. En carretera circula con gran aplomo y da seguridad, pero se muestra menos ágil y manejable: acusa más las inercias y balancea en las curvas. Los mandos son más duros, lleva un cambio de cinco marchas más lento y exige más esfuerzo al conductor. Sin embargo, los frenos tienen un tacto potente, preciso y seguro. El Freelander se mueve con solidez fuera del asfalto y absorbe los baches sin ruidos. Aunque la suspensión rebajada del Sport no es ideal fuera del asfalto, incluye soluciones como el control de descenso que le aportan los mejores recursos en conducción 4×4. Vida a bordo: 41 puntos (2º) Da más sensación de desahogo por dentro, tiene unos asientos delanteros que sujetan bien y unas plazas traseras con más espacio para las piernas. El diseño interior no es tan moderno, pero incluye detalles prácticos para el campo: redes en el techo, bolsas en las puertas con sujeción ajustable para botellas, bandeja en el portón, guantera compartimentada... Además, aporta un maletero grande con apertura independiente del cristal y los asientos traseros se pliegan dejando el piso plano para ampliar el espacio de carga. Los acabados son robustos y sufridos, pero utiliza plásticos menos vistosos y un estilo algo anticuado. Además, está peor aislado por dentro y las suspensiones son más secas en las ondulaciones. Seguridad: 11 puntos (3º) El menos equipado de serie en seguridad: sólo ABS y dos airbags. Y con un comportamiento dinámico menos eficaz en asfalto. Economía: 21 puntos (2º) Tiene el mismo precio que el Toyota, pero la dotación de serie es inferior. Aparte del equipo de seguridad incluye aire acondicionado, radio-CD, control de descenso de pendientes, cuatro elevalunas eléctricos... Y gasta más que el RAV: ocho litros a ritmos suaves, 10 en ciudad y 11 en conducción rápida.
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  • Diario El País S.L.
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  • Land Rover Freelander TD 4
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