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Aplican la tecnología del variador continuo de velocidad (CVT), que aporta más suavidad -los cambios de marcha apenas se notan- y permite al mismo tiempo reducir la pérdida de prestaciones y el aumento del consumo de los automáticos.
Los piñones y engranajes de los cambios convencionales se sustituyen por dos ejes unidos por una polea, como en los ciclomotores tipo Vespino. El movimiento de los ejes acorta y estira la polea y crea infinitas relaciones de cambio, en vez de limitarse a cuatro o cinco fijas. El resultado es un funcionamiento continuo, sin saltos de marcha. Pero algunos CVT incluyen también un segundo carril que permite el accionamiento secuencial. En esta posición, el cambio bloquea el conjunto de ejes y polea en varias posiciones fijas que determinan el número de marchas.
Honda ofrece en el Jazz un cambio automático CVT con siete marchas y mandos en el volante, y Nissan, uno de seis en el Primera. Pero el más avanzado es el Multitronic de Audi, que está disponible en los A4, A6 y A8: tiene seis marchas y casi no penaliza las prestaciones y consumos.
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