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  • Pocos, contados con los dedos de una mano, son los hoteles de esquí que ofrecen en España un emplazamiento a pie de pistas. Éste, construido hace tres años junto al telesilla sextiplaza Jet-Cim, en la estación leridana de Port Ainé, goza del privilegio añadido de ser el hotel más elevado de los Pirineos. Desde la cafetería o desde el propio cuarto guardaesquís se puede salir con las botas puestas, a 2.000 metros de altitud, sin que haya necesidad durante la estancia de utilizar el coche lo más mínimo. Por 10 euros diarios dormirá calentito en el garaje subterráneo. El edificio no arrebata por sus líneas sobrias, ni por la rusticidad pretendida en sus tres cuerpos de fachada. Pero resuelve sin dramatismo la volumetría exigida en unas instalaciones que dan cabida a 84 dormitorios, varios salones, discoteca, guardería, sauna, gimnasio, tienda, terraza y un restaurante para casi 200 personas. El revestimiento de piedra y la cubierta de pizarra, tradicionales en el paisaje arquitectónico del Pallars Sobirà, quedan bastante atemperados por la carpintería en madera de todas las puertas y contraventanas. En el interior, la estancia se vive con la distensión propia de unas vacaciones en familia, distraída y desinhibida, a veces atropellada, como en muchos hoteles de playa. Masificación de temporada alta en los pasillos y salones, en el vestíbulo, en el solárium terraza... Colas en horas punta frente a los ascensores... Maremágnum a la hora del desayuno, un mediocre bufé de bollería reseca y aguachirle para el esfuerzo físico que exige un eslalon por el nuevo trazado de la Rabasta. Sólo la tranquilidad y el acendrado equipamiento de las habitaciones restituyen al esquiador su idílica visión de la montaña. Especialmente en las agradables buhardillas con lucana abiertas en ambas alas del edificio, frente al Pic de l'Orri. Ambientadas con algunos detalles de buen gusto, cabría esperar mayores atenciones cuando la estancia se prolonga por espacio de varios días, sobre todo en los cuartos de baño, donde se echan en falta algunos potingues de aseo básicos. Pese a lo cual, el hotel cuelga el cartel de completo un buen número de noches cada temporada. Su variada oferta de entretenimiento y sus imbatibles precios constituyen el mayor atractivo para aquellos que viajan a la nieve en familia, sin tener que desprenderse de los más pequeños de la casa. Las cumbres nevadas en invierno y las aguas bravas del Noguera Pallaresa en verano ponen el resto.
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  • Diario El País S.L.
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  • PORT AINÉ 2000, en Lleida, ofrece alojamiento a pie de pistas para vacaciones en familia
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  • Buen precio en el hotel más alto del Pirineo
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