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  • Andorra apuesta con todas sus fuerzas por la industria turística. El esquí, su gran baza, exige estaciones de montaña cada vez más extensas y una infraestructura de alojamiento de corte industrial. La principal novedad hotelera de esta temporada obedece a este rezo, para bien o para mal. Es el edificio morrocotudo del Piolets Park, que la cadena andorrana Ahotels acaba de inaugurar con 110 habitaciones y una enorme piscina cubierta. La otra gran novedad del año: el vínculo entre las estaciones de Soldeu-El Tarter y Pas de la Casa-Grau Roig, mediante el cual se constituye el dominio esquiable de Grand Valira, el mayor de todos los Pirineos. Piedra granítica y pizarra envuelven el chasis funcional de este hotel en uno de los escasísimos huecos que aún quedan por construir en el sector de Soldeu, en un lado inverosímil de la carretera que ha exigido rascar la montaña para cimentar su estructura. Cómodo por la amplitud de las instalaciones y el olor a nuevo que aún se respira en el interior, el lugar presenta el inconveniente de su excesiva distancia a la base del telecabina, aunque un servicio de lanzadera a petición de los esquiadores evita la caminata con las botas puestas. Un largo mostrador de recepción facilita con diligencia la tramitación del hospedaje. El personal empleado, por ahora, se muestra más amable que lo habitual en otros establecimientos del Coprincipado. Panorámicas sobre la montaña Los dormitorios se distribuyen en cuatro plantas en una y otra ala del edificio, diseñados al gusto actual en un minimalismo de campaña. Redefinición inteligente del menos es más, no por consigna estética, sino para ofrecer mejor resistencia al desgaste de una ocupación masiva y familiar. Las maderas, las tapicerías, las serigrafías y la iluminación retroproyectada en el plafón sirven a estos fines y tienen visos de durar. Algo más de imaginación destilan los cuartos de baño, resueltos en tonos neutros, con dos lavabos cuadrados sobre una limpia encimera. De la cena y el desayuno, mejor olvidarse. Zumos de máquina exprimidora y el consabido bufé de platos preelaborados... Un pecado lamentable para quien intenta saborearlos en la rotonda acristalada del comedor, con una panorámica ingrávida sobre las montañas. Al término de la jornada de esquí, los placeres del agua esperan en la piscina cubierta y la zona fitness, aún en precario esta primera temporada. Otra piscina de menor tamaño asoma tras la cristalera que cierra detrás el edificio, en un juego interior / exterior sugestivo en verano, pero imposible en invierno. Un programa de tratamientos termales se ofrece a los huéspedes en el otro hotel que la cadena posee en Soldeu, más antiguo que éste, pero a sólo 40 metros del telecabina.
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  • AHOTELS PIOLETS PARK, un nuevo refugio de nieve en Andorra
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  • De las pistas a la piscina
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