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Amanecer con olor a bosque y murmullo de gorriones en la habitación 8302 de la planta 83, en el hotel Grand Hyatt de Shanghai. El primer bostezo activa la pantalla extraplana de televisión interactiva. Todo está controlado: intensidad de la luz, aire acondicionado, mensaje del despertador, música zen, el aroma preferido del huésped... Bienvenidos al hotel del futuro.
La domótica o informática aplicada al ámbito doméstico entra de lleno en la hostelería mundial. Lo último en decoración y tecnología se unen en los hoteles high tech. Por ejemplo, el londinense Great Eastern, del diseñador Terence Conran: tonos metalizados, bóvedas de cristal, minimalismo japonés y alta tecnología en las habitaciones, que incluyen móviles de alquiler, reproductor de CD y librería DVD.
Propuestas estadounidenses
Al otro lado del océano, en Nueva York, la novedad de la temporada es The Time Hotel, concebido por el estilista Adam Tihany en una sugerente fusión pop-minimalista. Otra bandera del tecno-diseño frente a Central Park es el hotel Hudson, que lleva la firma de Philippe Starck. Incrustados en la pared de sus dormitorios aparecen un televisor interactivo (facturación automática, visionado de películas en DVD...) y una cadena musical de alta fidelidad. En el elegante Gold Coast, de Chicago, el hotel Sutton Place dibuja una torre de 22 plantas neomodernista con reproductor de CD en las habitaciones, televisor panorámico, tres teléfonos con contestador y telepuerto de datos. En el distrito financiero conocido como The Loop, el W Chicago City Center ocupa otra torre de vidrio estructural cuyo salón principal, gótico catódico, emite todas las noches música electrónica a cargo de un conocido dj. Cada habitación del Elliot Grand Hyatt, de Seattle, dispone de tres líneas de teléfono -una, sin cable-, tres puertos de datos, Internet de alta velocidad, así como televisión por cable y vídeo digital. Los huéspedes pueden conservar su contraseña en el servidor durante semanas y utilizarla en estancias posteriores. Un conserje virtual permite encargar el desayuno.
Rascacielos asiáticos
Singapur concentra varios de los rascacielos hoteleros más altos de Asia, como el Pan Pacific, el Oriental, el Conrad o el Ritz Carlton Millenia, uno de los más lujosos de la ciudad, adornado con vistosas fuentes tropicales programadas desde un ordenador. En esta misma zona emerge el Pan Pacific Singapore, cuya planta número 26 está concebida exclusivamente para ejecutivos.
En China también se apuesta por la última tecnología. El hotel Grand Hyatt Shanghai abarca las plantas comprendidas entre la 53 y la 87 del rascacielos Jin Mao, el tercero más alto del mundo. Sus habitaciones arrebatan por su amplitud y por una acertada combinación entre lo contemporáneo y la tradición china. Incluido el cuarto de baño, con una ducha-torre que incorpora pantallas de LCD para seguir las noticias de la CNN durante el acicalado.
La fachada acristalada del hotel Island Shangri-La, en Hong Kong, entona con la modernidad que destilan también los edificios colindantes. El hotel Conrad International, una mole de vidrio estructural y hormigón gemela a la anterior, apabulla por sus pinturas murales y los ciberdetalles de las habitaciones: cristales fotograduables para tomar baños de sol en la bañera. Pero el primer ciber boutique hotel de Hong Kong ha sido el Best Western Rosedale On The Park, cuyas habitaciones fueron las primeras en la ciudad en ofrecer Internet de banda ancha, teléfono digital sin cable, ordenadores, impresoras, fax, móviles y otros dispositivos tecnológicos.
Pero lo más avanzado en domótica aplicada al hotel se disfruta hoy en Tokio. El novísimo Cerulean Tower Tokyu Hotel, en el distrito de Shibuya, incluye en sus cuartos de baño un excusado electrónico de irrigación mediante una botonera que evita el uso del papel higiénico. El Makuhari Prince, de Chiba, ocupa una torre, un paralelepípedo de base en acero y vidrio estructural, de 50 plantas y 1.001 habitaciones con un cuadro electrónico de mandos que centraliza el funcionamiento de los aparatos y servicios. El hotel está comunicado con el palacio de congresos de Tokio.
De Dubai a Barcelona
Burj Al Arab, en Dubai, intenta ir más allá del lujo asiático, hasta tal punto que un crítico, Jason Clampet, dijo de él que el leopardo "constituye el motivo decorativo más conservador". Erigido sobre una isla artificial en la playa de Jumeirah, el hotel exhibe una arquitectura futurista de 321 metros de altura con forma de vela de barco, culminada por una plataforma que le sirve de helipuerto. Las habitaciones más pequeñas miden 169 metros cuadrados en dúplex. Por supuesto está presente la última tecnología en el equipamiento, que incluye mobiliario moderno de oficina, ordenador portátil, acceso a Internet y una televisión interactiva con cámara fotográfica incorporada. A la hora de sentarse a la mesa se puede elegir una velada en un restaurante suspendido a 200 metros sobre el mar, o disfrutar de ese mismo mar desde sus profundidades, en un restaurante subacuático.
Sin ir tan lejos, la nueva ola high tech inunda Barcelona a través de sus recientes Omm, Prestige Paseo de Gracia, Neri H&R y los proyectos en construcción que tienen las cadenas Habitat y Hesperia con planos de los arquitectos Dominique Perrault o Richard Rogers. Su mayor expresión arquitectónica es el hotel Arts, de Bruce Graham, frente al Puerto Olímpico, un rascacielos de vigas metálicas entrecruzadas. Sus habitaciones, controladas por ordenador, no renuncian al detalle de ofrecer un cuento escrito para la clientela infantil. Desde los ventanales se divisa el mar sin ninguna virtualidad. Por ahora.
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