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A lo largo de más de 100 metros, San Lorenzo luce arropada por el perfil de los edificios de Gijón. Un día de verano, Rop Zoutberg -holandés que vive en Madrid- atrapó con su cámara Lomo este momento tan relajado retratando a su mujer, Elena Suárez, y a la multitud que disfrutaba del gran arenal gijonense. El autor apunta que San Lorenzo es "urbana y familiar, muy del norte. Un lugar con mucho encanto. Pero cuando el tiempo muestra su mejor cara se pone casi imposible, y entonces se disfruta más desde un lugar como este balcón, un mirador privilegiado para ver pasar a la gente por el bulevar, las gaviotas y, de lejos, las nubes. Un sitio genial".
Igual que La Concha donostiarra, así la principal playa urbana de Gijón padece el inconveniente de verse anegada por el Cantábrico durante el flujo mareal, salvo el tramo arenoso comprendido entre las escalinatas 14 y 16, el que revela precisamente la fotografía. Playa eminentemente familiar, la gran afluencia de bañistas no significa aburrimiento, puesto que las olas de desarrollo contribuyen al recreo general. El ambiente juvenil impera en la escalinata 5, mientras los surfistas se ven constreñidos a cabalgar olas entre las escaleras 8 y 10.
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