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  • CON MI MADRE siempre pasamos vacaciones poco convencionales. El año pasado nos invitó a mi hermana y a mí a encontrarnos en Nairobi (Kenia). Ellas volaban desde Buenos Aires, y yo, desde Madrid. En nuestra excursión por los parques nacionales nos acompañó un chófer llamado Edward y un cocinero: George. Ambos con nombres de reyes ingleses. Subimos al Land Rover en dirección al parque Samburu. En el camino hasta llegar al parque nos paramos muchísimas veces, para comprar repollo, patatas o agua mineral. En un punto pedimos al chófer que detuviera el coche para fotografiar a un pacífico elefante, pero él aceleró y nos explicó que el animal se disponía a atacarnos. Después de kilómetros por sinuosos caminos, teníamos a nuestra vista el lugar donde dormiríamos: una tienda de campaña. Como era un tour de "cámping confortable" teníamos colchoneta y frazada, todo un lujo. Ahí mismo nos percatamos, entre aterradas y emocionadas, que nada separaba la vulnerable lona de la tienda de la inmensidad de animales que por ahí rondaban. Habíamos visto un leopardo expectante, búfalos en manada, monos traviesos que robaban los plátanos y las gafas de sol, gacelas gráciles y ligeras, leones fieros con la cara ensangrentada mientras comían las vísceras de un búfalo al que habían quebrado una pata para poder cazarlo... En fin, sólo un guardia, armado con no sabemos qué, nos protegería del peligro. Después de dos noches en las que funcionábamos a fuerza de padrenuestros y avemarías hasta quedarnos dormidas, nos llevaron al lago Nakuru, nombre que significa tormenta de tierra. El agua se veía color rosa por la concentración de flamencos. En otras partes tomaba el color blanco de los pelícanos. Leones y elefantes deambulaban. "Aquí no dormirán en carpa", dijo Edward, "estarán en un albergue". Acostumbradas ya a las noches en la tienda, preguntamos a qué se debía el cambio. Edward contestó que los leones de Nakuru comían gente. Y dijimos: "¿Los de Samburu no comían personas? Allí durmimos en tienda de campaña". "Claro que no", dijo Edward. "No hay gacelas en Nakuru. Los leones no tienen qué comer y comen personas". Sin querer comprobarlo, aceptamos el albergue. El siguiente destino fue el parque Masai Mara. Y hoy contamos nuestras noches en Kenia, durmiendo entre animales salvajes. Una forma más que excitante de conocer África.
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