PropertyValue
opmopviajero:IPTCMediaType
  • text
opmopviajero:IPTCMimeType
  • text
opmo:account
opmo:content
  • La diferencia entre un coche normal y un fórmula 1 es similar a la que separa un avión comercial de un caza de combate. Los coches de calle están pensados para transportar personas de forma cómoda, segura y eficiente respetando además el medio ambiente. Y para lograrlo, los fabricantes buscan casi siempre el mejor compromiso entre aspectos habitualmente contrapuestos, como prestaciones y consumos o deportividad y confort de marcha. Así, desde el diseño de la carrocería hasta el tamaño del maletero dependen de lograr ese equilibrio. BMW y otros fabricantes de modelos deportivos sitúan el motor en posición longitudinal, en vez de transversal, que es lo más común. Y esa disposición mejora el comportamiento dinámico y la estabilidad, pero limita también la habitabilidad interior. En cambio, los fórmula 1 forman parte de un espectáculo en el que lo más importante es la victoria. Y como están diseñados desde el primer tornillo para cumplir ese único cometido, no tienen compromisos para alcanzarlo y tampoco las limitaciones de costes que impone la rentabilidad de la producción en serie de los modelos comerciales. Esta libertad de acción les permite situarse en vanguardia de la técnica, probar y ensayar las soluciones más avanzadas y aplicar los mejores materiales y tecnologías disponibles. Por eso, desde su creación en los años cincuenta, siempre han sido los vehículos con ruedas más sofisticados. De los circuitos a la ciudad Los fórmula 1 son como laboratorios rodantes que experimentan en condiciones extremas la eficacia de las nuevas soluciones. Pero muchas de sus innovaciones terminan llegando después a los coches de calle. Primero fueron los frenos de disco; después, los materiales ligeros, como el aluminio, y ahora, las soluciones electrónicas, la fibra de carbono y los cambios con mandos en el volante, que estrenó Ferrari y popularizó después Alfa Romeo, bajo la denominación Selespeed. Pero hay muchos más ejemplos. El Lupo 3L (tres litros), una versión especial de bajo consumo del coche de ciudad de Volkswagen, recoge varios materiales y soluciones técnicas de la fórmula 1, como la carrocería con la zona inferior carenada, que mejora la aerodinámica y reduce el consumo, y la aplicación del magnesio en el interior, un metal ultraligero que reduce el peso final. La mecánica también forma parte de esta transferencia tecnológica, y el nuevo BMW M5, que llegará en enero de 2005, es un buen ejemplo. Su motor, un V10 de 507 CV, se ha desarrollado a partir del V10 que equipa el Williams-BMW de fórmula 1. El precio es el factor que limita la aplicación comercial de los avances de la fórmula 1 que podrían aportar mejoras a los modelos de calle. Y es que sólo el volante de cualquier monoplaza del Gran Circo cuesta lo mismo que un utilitario actual. Pero la simplificación técnica y la fabricación en grandes tiradas acaban con el tiempo resolviendo el problema.
sioc:created_at
  • 20040828
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
opmopviajero:longit
  • 939
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 12
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20040828elpviamot_1/Tes (xsd:anyURI)
dcterms:rightsHolder
  • Diario El País S.L.
sioc:title
  • Tecnología de fórmula 1 para coches de calle
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all