PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • A veces, los decoradores sacrifican el sentido común en aras de la estética y de una teatralidad visceral. Y así ocurre que sus obras, entre bastidores, resultan conceptualmente hiperbólicas, difíciles de habitar. Como el convento del siglo XIV sobre cuyas ruinas se edificó una casa solariega y que el interiorista Manuel Morales de Jodar ha salvado del olvido en la entrada a Cazalla de la Sierra, rehabilitado para uso hotelero con barroquismo. Tan recargado, tan atiborrado de objetos -algunos, de indiscutible valor, como un goya auténtico colgado en el salón-, que la circulación por las estancias y los pasillos es de mírame y no me toques. El rebautizado Palacio de San Benito, conviene insistir en ello, adolece de una puesta en escena desmesurada. No en vano, Morales estudió escenografía en Venecia y ayudó con su estro barroco a la decoración del lujoso hotel Casa de Carmona, en la localidad sevillana del mismo nombre. Sobre el edificio se yuxtaponen las distintas épocas que trenzan el perfil urbano de Cazalla, desde el renacimiento hasta el modernismo; las evocaciones romanas y mudéjares, y, desde luego, el amor por lo isabelino, que enraiza con la genealogía aristocrática de su propietario y decorador. Gorgoteo de agua Como en las casas sevillanas del siglo XVI, los muros conservan sus señas de cal esgrafiadas y las dependencias orbitan en torno a un patio central invadido casi todo por una piscina-estanque ajardinada al pie de una logia neoclásica, bajo cuya bóveda resuena el gorgoteo del agua. La galería principal, exornada con teselas pintadas a mano, exhibe un tapiz flamenco del siglo XVIII. Mientras que el comedor, de viso augusto, se cierra sobre una esquina de la casa a través de un portón tachonado de bronce. Desde primera hora de la mañana orea las mesas un desayuno frugal pero provechoso, servido entre delicadezas de porcelana, buenos paños y finas telas. Discretas en su laberinto, las habitaciones comulgan con el carácter aristocrático de las dependencias comunes. Cada una acredita una personalidad diferente, digna de los grandes palacios barrocos de Sevilla. Minuciosas en su decoración. Superlativas en el mobiliario y su equipamiento. Incluso la recoleta Castet, para huéspedes individuales, esconde casi sin notarse un patio exterior enlucido por una bañera de mármol blanco que sirve de macetero a unas calas primorosas, junto a un caño suspendido de un frontal de azulejos del siglo XVI que ayuda a encontrar pronto el sueño (o a desvelar a quien lo tenga frágil, ¡cuidado!). La ducha ocupa una hornacina limpia y prometedora, con su potente chorro de agua.
sioc:created_at
  • 20040904
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 514
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 11
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20040904elpvialbv_4/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • PALACIO DE SAN BENITO, un hotel aristocrático en la localidad sevillana de Cazalla de la Sierra
sioc:title
  • Escenografía barroca
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all