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  • Hasta cierto punto puede considerarse razonable que un club de fútbol explote un restaurante abierto al público. Lo que resulta mucho más insólito es que la comida sea buena y que su nivel culinario esté por encima de la media. Desde que hace tres años el Deportivo de La Coruña se hizo cargo de este restaurante y de la cafetería anexa, quedó en evidencia que Lendoiro, su presidente, también pretendía triunfar en el aspecto gastronómico. Primero fichó al gallego Javier Rodríguez, que acabaría ganando el campeonato de España de jóvenes cocineros. Cuando hace un año éste abandonó su puesto, eligió como sustituto al donostiarra Mikel Odriozola, que después de varias temporadas en el restaurante Zuberoa y de realizar prácticas en otro de Japón, en Arzak y en El Bulli, a sus 29 años posee una técnica apreciable. Sabores nítidos Playa Club es un restaurante recoleto, mal decorado y peor iluminado, con vistas privilegiadas sobre la playa de Riazor y el litoral aledaño. Un lugar donde se ofrecen recetas sencillas, de sabores nítidos, que respetan el producto y no lo enmascaran con aderezos barrocos. En suma, cocina gratificante y apacible, que no asume riesgos, no se identifica con unas raíces concretas y se elabora con materias primas de calidad incuestionable. Los platos de Odriozola no son gallegos, ni vascos, ni mediterráneos, ni asiáticos, aunque incorporen detalles distantes. El equilibrio de sus composiciones queda en evidencia en sus entrantes. Suculentas las anchoas frescas con pimientos sobre pan de brona (maíz); sabroso el huevo escalfado sobre patatas ahumadas, en el que desentona el exceso de acidez del rollito de chorizo; muy fina la sopa de tomate (gazpacho) sobre tropezones de moluscos, y agradable el tronco de cigala frito enrollado en pasta kataifi (fideos finos), fritura que agradecería un aceite renovado. En esa línea de cautelosa modernidad se mueven los segundos. No admite reparos la lubina al aceite de vainilla, y resultan muy conseguidas las carrilleras con crema de patata, así como el cochinillo asado, de corteza crujiente y carne suave. Detalles de sensibilidad El servicio pone interés a pesar de algunos gestos de inexperiencia; el pan está bien, y el café, de origen peruano, es bastante bueno. A estos detalles de sensibilidad se suman unos precios sensatos que corroboran la inteligencia que preside la gestión de la casa.
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  • PLAYA CLUB, vistas al arenal de Riazor en el restaurante del equipo de fútbol de A Coruña
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  • El Depor consolida su juego gastronómico
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