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  • Desde que hace un mes el simpático equipo del popular Café Oliver de Madrid -Karin Chauvin, Antoine Melon y Fréderic Fetiveau-, profesionales de origen francés, se hicieron cargo de esta casa, su cocina ha sufrido transformaciones importantes. De la noche a la mañana se ha convertido en un restaurante a la última donde se sirven vistosos platos de pasta. Recetas aparentes, bien concebidas y mejor presentadas, diseñadas en Londres por Antonio Carluccio (del Neal Street Restaurant), abanderado de la cocina italiana en Inglaterra, que se ofrecen a precios relativamente razonables. Aunque la cocina del país transalpino anda lejos del perfeccionismo técnico de la española, las presentaciones de sus platos están dando pasos de gigante. No es de extrañar que bajo el influjo de la plaza de Chueca y gracias a su ambiente neoyorquino, muchas noches, y sobre todo los fines de semana, el restaurante Madrilia registre llenos hasta la bandera. 'Vitello tonato' Antes de paladear sus recetas de pasta, lo aconsejable es compartir algunos entrantes. Resulta muy fino el queso provolone a la plancha; suculenta la pizzeta con queso de cabra; algo desaborida la caponata (pisto en versión italiana) y extraordinario el vitello tonato (rosbif de ternera cubierto con una mayonesa de atún y mostaza). Sabores muy clásicos que respetan la tradición italiana, pero que, gracias a pequeños detalles, respiran modernidad por los cuatro costados. En la carta, relativamente breve, las recetas se agrupan en tres bloques: pasta seca (7 euros), pasta fresca (11 euros) y platos de pasta con toques de alta cocina (15 euros), que no son, en absoluto, los mejores. Lo demuestran los desaboridos y poco convincentes papardelle (cintas anchas de pasta) con bogavante. O los tagliatelle negros con almejas, que no tienen demasiada gracia. Más finos son los panzerotti (grandes ravioles) de queso ricotta con espinacas, así como los gnocchi con mejillones, a pesar de que el azafrán, prodigado con desmesura, se apodera de los demás ingredientes. De momento, la casa no ha conseguido controlar el punto de cocción de sus pastas, que o bien se cuecen demasiado o se dejan enteras. Éste es el caso de los fetuccine de espinacas con magret de pato, que saben a harina cruda. Entre los platos más económicos, alguna especialidad reconfortante tipo los bucatini a la carbonara.
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  • MADRILIA BY CAFÉ OLIVER, en Madrid, se transforma por completo con un nuevo equipo
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  • Nuevos aires italianos en un clásico de Chueca
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