PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • La primavera emociona en todos los sitios, pero la que explosiona en los m ontes y dehesas andaluces es, sencillamente, imponente. Una tierra con cuatro estaciones bien diferenciadas supone un privilegio para los que disfrutan con la contemplación de la naturaleza. Y la larga lista de parajes naturales protegidos que posee Andalucía se adivina como el mejor escenario para deleitarse con esos paisajes cambiantes, que transforman sus olores y colores con el paso de las hojas del almanaque. 1 Parque natural de Grazalema. Un espacio protegido que extiende sus dominios por la provincia de Cádiz, aunque algunas de sus más de 50.000 hectáreas se cuelan por los límites de Málaga. Esta sierra caliza ostenta el mayor índice pluviométrico de la Península. Esto ha hecho que la erosión cincele multitud de barrancos, depresiones y cañones, además de simas y cuevas. Grazalema esconde la mejor representación de pinsapar de España. Para conocer este exclusivo bosque, de unas 400 hectáreas, se pueden realizar numerosos recorridos, aunque algunos de los más interesantes encuentran su visita restringida dado su elevado valor biológico. Debido a que tan sólo pueden acceder al día un total de 60 personas, se hace necesario solicitar previamente un permiso en el centro de interpretación del parque natural, situado en el pueblo de El Bosque. 2 Parques naturales de Sierra Morena. La mayor extensión continua de terreno protegido de España se ubica en Sierra Morena, en una franja de más de 300.000 hectáreas. En realidad no es un parque, sino tres: el parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en Huelva; el parque natural de la Sierra Norte de Sevilla, y, por último, el parque natural de la Sierra de Hornachuelos, en Córdoba. Los tres tienen el denominador común del monte mediterráneo. La vista se pierde por una sucesión de cerros y lomas pespunteados de copas verdes: copas de encinas y alcornoques. Acudir a ellas en esta época es entrar de lleno en la incipiente primavera que comienza a teñir el territorio de gamas violetas, amarillas o rosas. La flora se abre paso en los alrededores de encinas, alcornoques y quejigos, y también de arbustos como jaras, madroños o lentiscos. 3 Parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas. El río Guadalquivir, que recibió un día de los romanos el nombre de Betis y de los árabes el de Guad el Kebir, tiene su primer latido en un rincón de las más de 200.000 hectáreas de este enclave. Pero no es el único filo acuático que tiene su naciente en estos crispados relieves: el río Segura también ve aquí la luz por primera vez; sin embargo, sus destinos les llevan a morir a mares diferentes. En sus primeros tramos de andadura, ambos recorren espacios de este parque natural de gran importancia para especies como ciervos, cabras monteses y jabalíes, y de otros dos mamíferos introducidos, gamos y muflones. Su observación resulta relativamente fácil en estas serranías donde muestran su dominio los pinos laricio, carrasco y negral. Uno de los momentos destacados de la primavera es la paridera de los ungulados, que llenará el parque de chivos, rayones y cervatillos. 4 Parque natural Sierra de Baza. La elevada llanura del Marquesado granadino se encuentra surcada por un cordel de elevaciones montañosas que forman la denominada Sierra de Baza. Un accidente geográfico de gran espectacularidad con alturas que superan los 2.000 metros, como el Picón de Gor o el pico de Santa Bárbara. La caliza de sus terrenos se muestra desnuda en esas zonas más altas, con formas rocosas escarpadas que mantienen escasas poblaciones vegetales y animales por la dureza de su clima y del viento. Las barranqueras y arroyos de este espacio natural crean una isla climática de humedad, y la vegetación se distribuye en pisos bioclimáticos en los que coexisten los reductos del bosque mediterráneo con las formaciones de pinos de repoblación, como carrascos, silvestres, negrales y salgareños. Con respecto a la fauna, el entorno mantiene buenas poblaciones de pequeños carnívoros, como zorro, gato montés, jineta, garduña y comadreja. Pero destacan sobre todo las rapaces: águila real, ratonero, azor, águila perdicera o alimoche son algunas de las especies que durante la cría o de forma sedentaria conviven en estas sierras. 5 Parque natural de Sierra Mágina. Entre la campiña jiennense se encuentra uno de los parajes más desconocidos del campo andaluz: Sierra Mágina. Los impresionantes paisajes de gargantas y cumbres están coronados por el pico del mismo nombre. La nueva estación descubre en sus laderas la primera masa de cornicabral de Europa, entremezclada con encinas, pinos salgareños y carrascos, sabinas, tejos y enebros. Las zonas de menor altura están ocupadas por cultivos de almendros y olivos. Entre los mamíferos que pueblan estos escarpes reina la cabra montés, con una población de unos 400 ejemplares. El centro de visitantes, en el castillo de Jódar, informa de las excursiones que se pueden hacer por todo el parque. 6 Parque natural de la Sierra de las Nieves. Situado en el interior de la comarca de la Serranía de Ronda, en Málaga, este espacio natural está surcado por dos frentes montañosos: uno de ellos ocupa las sierras de la Hidalga, Oreganal y Blanquilla, y el otro, la sierra Blanca de Tolox. Los relieves son abruptos, surcados por barrancos, tajos y desfiladeros, como el de Caina, de más de 100 metros de desnivel. También abundan las simas, grutas y cuevas, entre las que destacan la Honda y la de GESM. Los primeros calores de la primavera motean de colores cada recodo, y los terrenos bajíos descubren la flor más llamativa de estos predios, la peonía. Pero, además, estas sierras, salpicadas de pinsapos, pinos carrascos, encinas y quejigos, albergan una notable comunidad de vertebrados, como cabra montés, corzo, gamo y muflón, entre los ungulados. Nutria y meloncillo son los carnívoros más señalados. Entre las aves destacan las águilas reales, perdiceras y calzadas, halcón peregrino, alimoche y buitre leonado. 7 Parque natural de los Alcornocales. Estos bosques de alcornoques se han calificado como la última selva mediterránea. Una apretada jungla de troncos encarnados y gargantas fluviales. Casi la mitad del parque está ocupado por alcornoques, que suman más de 30 millones de ejemplares. Pero lo más singular de su patrimonio natural se resguarda en umbríos valles fluviales, donde domina una alta humedad y las temperaturas son suaves. En estas gargantas, denominadas canutos, prolifera una pletórica vegetación con especies que se remontan a la era terciaria, como el ojaranzo, que crece de forma silvestre únicamente en estas grietas gaditanas, y más de 40 especies de helechos tropicales. La excepcional riqueza botánica se incrementa con la llegada de la primavera, cuando la floración de su exclusiva vegetación se hace protagonista. Además se registra una gran cantidad de especies de mamíferos y aves, que se multiplican ahora por la presencia de las especies migradoras.
sioc:created_at
  • 20050402
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 1379
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 16
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20050402elpviavje_9/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • Peonías en flor, rapaces en época de cría y sierras que muestran su cara más verde
sioc:title
  • Siete versiones de la primavera andaluza
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all