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  • Dos especialistas en plancha japonesa (teppanyaki), entrenados para sorprender a una clientela no iniciada, constituyen lo más sugerente de este nuevo restaurante asiático situado en Madrid, en la remodelada estación de Príncipe Pío. Se trata de una cocina espectáculo, realizada sobre planchas calientes, técnica muy extendida en el país nipón y cuyo desarrollo se atribuye al anciano boxeador japonés Rocky Auki, que la puso a punto en Estados Unidos en el año 1977 tras observar las evoluciones de un grotesco cocinero en el mítico filme Muslo o pechuga, del famoso Louis de Funes. Frente a la solemnidad con la que operan en Japón los profesionales entrenados para este oficio, cuyo mejor exponente en España es el restaurante Yashima, en Barcelona, los dos expertos, Feng y Di, del nuevo Furama, ambos de escuela holandesa, casi anteponen la acrobacia y los juegos de manos a los resultados de sus recetas. Sus dos menús teppanyaki (25 y 30 euros) incluyen sopa, surtidos de sushi y de tempura, y concluyen con langostinos, pescados y carnes hechas a la plancha a la vista de los comensales. Aciertos y decepciones Productos que se preparan con gestos acrobáticos y divierten a los clientes que circundan las planchas. Si en lugar de mantequilla utilizaran aceite de oliva, el sabor de sus recetas mejoraría de forma notable. Ni los tacos de lubina ni de rodaballo resisten esta grasa. Tampoco sale bien parado el entrecó, cuyo sabor se anula doblemente por efecto de unos ajos fritos requemados. Ni merece la pena el atún, que se malogra con un plancheado excesivo. Al margen, pero dentro de la misma sala, junto a los espacios destinados a teppanyaki, opera un restaurante convencional donde se sirven platos chinos y japoneses entremezclados, la mayoría de calidad media y algo desiguales. Resultan correctos el surtido de sushi variado, los ravioles rellenos de langostinos, la tempura de verduras y langostinos, así como los tallarines al té verde con gambas. Es una lástima que los rollitos vietnamitas se tengan que envolver con las horribles hojas de lechuga iceberg, que desfiguran una fórmula bastante lograda. Entre los grandes aciertos, una anguila a la parrilla realmente buena. Y entre las decepciones, un solomillo en salsa teriyaki falto de calidad y carente de gracia. En cambio, no desmerecen sus sopas, la dobin mushi y la sopa miso, delicadamente suaves.
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  • FURAMA, el espectáculo culinario del 'teppanyaki' en un nuevo restaurante madrileño
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  • Louis de Funes, símbolo gastronómico
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