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Las grandes berlinas están en proceso de redefinición. Sus líneas clásicas han perdido gancho y ya no seducen igual a las nuevas generaciones de compradores que alcanzan la madurez y que ahora se identifican más con diseños y conceptos menos convencionales. Para evitar la caída de ventas ante los nuevos todoterrenos de asfalto, como los Touareg y Cayenne, e incluso ante los monovolúmenes y los grandes cupés de cuatro plazas, como el BMW Serie 6, los fabricantes intentan rejuvenecer su imagen con estéticas más deportivas. Sobre todo, van a proponer carrocerías mestizas que combinan soluciones de varios tipos de coche. Las más estilizadas recuerdan a los cupés, como el Mercedes CLS, que mantiene las cuatro puertas, aunque integradas en una línea más innovadora y dinámica.
Otra tendencia con futuro es la de las superberlinas, que utilizan carrocerías más altas inspiradas en los monovolúmenes y los todoterrenos para intentar ofrecer el máximo confort. Y esta arquitectura permite integrar seis butacas individuales repartidas en tres filas para viajar como en el salón de casa. El nuevo Mercedes Clase R, que llegará a final de año, muestra el camino que pronto seguirán BMW y Audi, entre otros.
Sin embargo, a corto plazo, lo más destacable es la ofensiva de las marcas populares, que, a pesar del fracaso de los últimos intentos (Renault Vel Satis), quieren reconquistar la categoría. Así, a la reciente llegada de los nuevos Hyundai Sonata y Fiat Croma seguirá en diciembre la del Citroën C6.
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