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  • La saturación del tráfico y el aumento de la polución en las grandes ciudades debería disparar sus ventas, pero se mantienen estancadas e incluso en declive desde hace años. Los coches de ciudad son los más pequeños, sencillos y económicos, pero no suponen un ahorro destacable frente a los utilitarios clásicos, más grandes, completos y polivalentes. Aunque gastan y contaminan menos, no tienen ayudas fiscales. Su producción apenas deja beneficios, por lo que las marcas alargan su vida comercial y retrasan su evolución. Por eso tardan tanto en llegar nuevos modelos más eficientes y motores diésel. Entre el Smart y los coreanos Si no fuera por el Smart, el Panda y los modelos coreanos, los coches ciudadanos habrían desaparecido de las calles. Tienen unos costes de fabricación, desarrollo y equipamiento (sobre todo en seguridad) similares a los de los coches más grandes, pero como hay que venderlos algo más baratos, hace tiempo que no son rentables, al menos en Europa Occidental. A pesar del éxito de ventas y sus altos precios, el Smart no ha logrado alcanzar todavía la rentabilidad, y hasta Mercedes, su propietaria, duda en mantener la marca. El resto de los fabricantes europeos se han dado a la fuga, como VW y Seat con el Lupo y el Arosa, o resisten mientras intentan amortizar modelos veteranos, como Renault con el Twingo y Ford con el Ka. La excepción es Fiat, que ha lanzado con éxito el nuevo Panda, aunque lo fabrica en Polonia con mano de obra más barata. Los coches de ciudad siguen vivos por las marcas coreanas, que los rentabilizan gracias a sus menores costes y a la demanda de los mercados emergentes, incluido el propio, que permiten producir con tiradas superiores. Peugeot, Citroën y Toyota se atreven Para el resto sigue siendo un desafío por resolver, aunque todavía hay quien lo intenta. Es el caso de Peugeot, Citroën y Toyota, que han creado una alianza para lanzar un mismo modelo con diferentes nombres: 107, C1 y Aygo, respectivamente. Lo producirán en Chequia, en una factoría a la última con mano de obra barata, como hace Fiat en Polonia. Se repartirán la construcción de la fábrica y el desarrollo del coche, y aprovecharán las sinergias produciendo 300.000 al año para que sea rentable. De su éxito depende el futuro de los coches urbanos europeos.
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  • Desafíos pendientes de resolver
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