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  • Canarias no es sólo el Caribe europeo al que acuden casi 12 millones de turistas al año. En sus aguas atlánticas, mecidas por la corriente del golfo, habita una fauna marina entre la que destacan 23 especies de cetáceos (ballenas y delfines), que han convertido las islas en su lugar permanente de residencia. Estas colonias convierten a islas como Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote en puntos calientes para científicos y turistas de todo el mundo aficionados a la observación de cetáceos, un negocio que, pendiente de una nueva normativa de protección de los animales, ya genera a la economía insular ingresos superiores a los nueve millones de euros. Zifios varados La cara negativa de esta reserva marina la constituyen la presión de los barcos turísticos que los buscan a todas horas y se acercan hasta tocarlos; la contaminación de las costas y los desperdicios (en muchas autopsias de cetáceos muertos aparecen bolsas de plástico blancas en sus estómagos, que confunden con los calamares de los que se alimentan); el vertido de hidrocarburos (más de 4.000 petroleros surcan este pasillo marino cada año), y el uso de sonares en las frecuentes maniobras militares de la OTAN, que ha escogido las islas como zona habitual para sus prácticas. Un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, publicado en la revista Science, ha demostrado que los varamientos de zifios (un cetáceo poco estudiado con varias colonias en las islas) están relacionados con estos ejercicios militares. Un zifio se zambulle a más de 1.500 metros de profundidad, sometido a fuertes presiones. La activación de un sonar los asusta, les obliga a huir a toda prisa y les impide emerger con la lentitud necesaria. Sufren un mal parecido al del submarinista que no pasa por una descompresión. Su sangre se llena de burbujas y termina por morir. Para explicar este y otros fenómenos y entender el valioso patrimonio natural de los delfines y ballenas que habitan en las aguas de Canarias se inauguró el pasado 22 de abril en Puerto Calero (municipio de Yaiza, al sur de Lanzarote) el Museo de Cetáceos de Canarias (MCC), fruto de más de veinte años de investigaciones por parte de los científicos y naturalistas de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC). Se trata de una de las mayores colecciones de estos mamíferos en Europa. Imágenes, sonidos, réplicas a tamaño natural, esqueletos reales y paneles con información en español, inglés y alemán ofrecen al visitante datos sobre estas criaturas y difunden la idea de la necesidad de estudiarlas, entenderlas y protegerlas. Los beneficios derivados de la venta de entradas y recuerdos se reinvertirán en proyectos de investigación en las islas. El Museo de Cetáceos de Canarias está adaptado para visitantes discapacitados y cuenta con cuatro salas de exposiciones, sala de audiovisuales, sala al aire libre y tienda.
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  • Canarias estrena el Museo de Cetáceos al sur de Lanzarote
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  • La primavera de las ballenas
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