PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • En tres ocasiones se ha alterado bruscamente el pulso del mar en esa parte del litoral, como agitado por una puesta a cero de la historia: la primera vez fue en el año 214 antes de Cristo, cuando los romanos cercaron a cartagineses y aborígenes en la acrópolis de Sagunto, y los sitiados prefirieron prenderla fuego y suicidarse, antes que entregarse (así al menos lo contaban las enciclopedias escolares). La segunda ocasión fue en 1902, cuando dos empresarios vascos fundaron la Compañía Minera y el núcleo urbano del puerto de Sagunto, empresa que daría origen a la Siderúrgica; ésta, acosada por la reconversión industrial, se resistiría con uñas y dientes, como los antiguos héroes, hasta que cerró en 1984. La tercera conmoción histórica está teniendo lugar en estos momentos: el turismo y los ladrillos, como cónsules romanos, se van adueñando de todo. Dunas y paseos marítimos Las playas de Sagunto -mejor dicho, del puerto de Sagunto: hay voces y pintadas que abogan por la segregación de la zona portuaria- son cuatro, y envuelven como en un sándwich a una quintacolumnista perteneciente a otro municipio, Canet d'en Berenguer. Hay de todo en ese quinteto: playas urbanas, fruncidas con paseos marítimos; playas anchas y salvajes, resguardadas por dunas ahora protegidas; playas domesticadas al pie de urbanizaciones, playas apartadas, nudistas. Casi 15 kilómetros de buenas playas. La playa del Puerto es la más urbana, y en eso radican sus ventajas e inconvenientes. Avalada por la avenida del Mediterráneo, tiene a mano chiringuitos de ocasión, pero también arrocerías de diseño, y lo más importante: no sólo ofrece una banda ancha de arena fina y lechosa de más de 80 metros, sino que además te puedes internar muchas zancadas más en el agua antes de que cubra. Es, por otro lado, la playa más activa (deportivamente) y la más jaranera. En esta playa tiene asiento la Escola de la Mar, que forma parte de un plan impulsado por la Generalitat en todo el litoral valenciano; aquí concretamente se aprende vela, piragüismo y windsurf, de junio a septiembre (información: 962 65 58 79; www.cult.gva.es/dgd). Los ecologistas pueden acercarse a La Marjal dels Moros, un humedal refugio de aves, junto al cual se alza la Alquería dels Frares, del siglo XVII, convertida en CEA (Centro de Educación Ambiental), con cursos y actividades todo el año (información: 962 68 00 00; www.cth.gva.es). Pero lo más llamativo, sin duda, es el aspecto lúdico: aparte de las fiestas patronales (en agosto), este año desciende hasta el puerto el ya clásico festival de teatro Sagunt a Escena (información: http://teatres.gva.es; reserva de entradas: 962 65 58 72, 963 99 55 77 y 902 11 55 77). Es más, la Generalitat va a aprovechar algunos de los pecios de la Siderúrgica (almacenes y talleres) para crear allí una Ciudad de las Artes Escénicas, un poco al estilo de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de la capital valenciana. Pasada la desembocadura del río Palancia, que se entrega al mar en un estertor de cañaverales, está la playa de Canet d'en Berenguer, a la que llaman Racó de Mar. Una sorpresa. Porque tras ese kilómetro y medio de arena ancha ha crecido, como de la noche a la mañana, una población ordenada y lujosa, con puerto deportivo, jardines y el mejor hotel de playa en muchos kilómetros a la redonda. Pero lo más importante: la playa ha conseguido bandera azul y certificaciones de calidad que la sitúan entre las 40 mejores de España. A lo largo de la playa discurre lo que podría ser un nuevo concepto de paseo marítimo, más ecológico; de hecho, este paseo se trenza con zonas de dunas protegidas e ilustradas con paneles explicativos. Es una de las pocas zonas levantinas donde el cordón litoral conserva su estado natural. Donde acaba la playa de Canet continúan las de Sagunto: playa Almardá, playa Corinto y la Malvarrosa de Corinto. Anchurosas, medio salvajes. A sus espaldas se ven todavía algunas casitas bajas, humildes, de cuando se estaba inventando el verano. Pero ya aparecen también construcciones más osadas y lustrosas. Como las cañas, las barreras de tamariz y las dunas coronadas por borrón (la hierba que fija la arena) ofrecen una mampara de discreción, en el extremo de Malvarrosa los cuerpos se liberan de tapujos y toman agua y sol como Dios los trajo al mundo, sin ofender la mirada de nadie.
sioc:created_at
  • 20050723
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 906
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 8
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20050723elpviavje_6/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • Sol de día y teatro de noche en la ciudad valenciana
sioc:title
  • Las playas de Sagunto, a escena
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all