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El Range Sport es la propuesta de la marca británica para hacer frente a los grandes todoterrenos de prestigio con prestaciones deportivas que han arrebatado el estrellato al Range Rover entre los 4×4 más exclusivos (BMW X5, Cayenne...). Mantiene sus legendarios recursos para circular en el campo, algo que no ofrecen sus rivales, pero en una carrocería más corta y afilada que la de su hermano mayor, y con un comportamiento más ágil y eficaz en asfalto. Y aunque es caro (desde 53.500 euros), cuesta 10.000 euros menos.
Carrocería más corta y estilizada
El Sport mide 4,79 metros de largo, 18 centímetros menos que el Range grande, y completa la gama de este modelo con un planteamiento más deportivo y menos señorial. Pero a pesar de ser un coche nuevo y diferente, se parecen tanto que cuesta distinguirlos.
La línea del Sport es más afilada y dinámica. Mantiene los ángulos cuadrados de su hermano en el frontal, las puertas y el techo, que proporcionan una imagen poderosa. Pero con un parabrisas más inclinado, el techo más bajo y parachoques diferentes, que, junto a otros detalles como las aletas resaltadas y las branquias laterales situadas detrás de las ruedas delanteras, crean una imagen más compacta y deportiva. Los accesorios aerodinámicos como el alerón del portón trasero y los faldones laterales ayudan a conseguir un CX de 0,36, bastante bueno para un todoterreno. Y estas soluciones y 100 kilos menos de peso -las puertas y el capó son de aluminio- permiten ofrecer un comportamiento más ágil en carretera.
Amplitud y clase en el interior
El interior es también muy parecido al del Range y combina los materiales más refinados (maderas nobles, piel y metalizados en mate) con esa elegancia inimitable que dominan con maestría los diseñadores británicos para crear un ambiente exquisito y muy acogedor. Abusa un poco de las formas cuadradas en el salpicadero y la consola central, que al igual que el túnel del cambio son demasiado voluminosos. Y la instrumentación es sosa y no está a la altura del resto. Pero a pesar de ser más bajo y corto que el Range clásico, transmite la misma sensación de amplitud y tiene esa posición elevada y peculiar que hace sentirse en un coche superior a los demás.
Las butacas delanteras llevan apoyabrazos regulables en altura y son muy cómodas. Y las plazas traseras también, porque permiten llevar las piernas en una postura muy natural. El maletero es grande y cuenta con buenos huecos para objetos: guantera doble, un apoyabrazos central enorme, posavasos, bolsas grandes en las puertas... Además, la insonorización aísla muy bien el interior, y la suspensión neumática filtra todo sin inmutarse y permite viajar como en un salón rodante.
Tres motores y tres acabados
El Range Sport se vende con los mismos motores que el Range normal: 4.4 V8 (299 CV) y 4.2 V8 Supercharged (390 CV) en gasolina y 2.7 TDV6 turbodiésel (190 CV). Montan un cambio automático secuencial de seis marchas con tracción 4×4 y reductora, y hay tres acabados: S, SE y HSE. El primero sólo se ofrece en el diésel, pero todos son muy completos porque incluyen seis airbags, ABS, control de estabilidad, climatizador, asientos eléctricos, radio-CD, freno de mano electrónico y los dispositivos más avanzados para conducción 4×4: suspensión regulable en altura, sistema Terrain Response, control de descenso de pendientes... El SE añade tapicería de piel, faros Bi-xenón que giran en las curvas, sensores de lluvia y aparcamiento... Y el HSE lleva navegador, llantas de 19 pulgadas...
Conclusión
El Range Sport es un todoterreno exclusivo con una línea y un interior muy elegantes. Mantiene la línea inconfundible del 4×4 británico en un formato más compacto y deportivo que rejuvenece su imagen. Y ofrece un comportamiento muy cómodo y eficaz en asfalto, los mejores recursos en el campo y un equipo con todos los detalles. Pero su elevado precio está sólo al alcance de economías pudientes.
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