PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • Hay hoteles que ven pasar entre sus paredes varias generaciones de emprendedores, cada cual con ganas de perpetuar el apellido y dejar a sus descendientes un negocio mejor que el que recibieron para administrar. Éste es el caso del Sant Roc, en Solsona, cuya renovación, hace menos de un año, no sólo ha devuelto a la familia Garrigasait al primer plano de la actualidad turística, sino que en lo sucesivo va a ser un modelo a imitar por muchos establecimientos de toda la vida en España. Sorprende, además, que una iniciativa tan innovadora haya germinado en una ciudad pequeña sin demasiado ascendente en el arte contemporáneo. Ignasi Oms y Bernardí Martorell, los arquitectos encargados de sacarle jugo al emblemático edificio modernista de la plaza de Sant Roc, nacido en 1929, han conseguido sacar de sus casillas todo lo que había de caduco y deteriorado en él, tras 75 años de respetada tradición hostelera en la provincia de Lleida. Su rehabilitación ha sido tan respetuosa en el plano arquitectónico y tan audaz en el orden decorativo, que no pasa un día sin que el lugar reciba la visita de numerosos ciudadanos curiosos o viajeros estetas. Lo moderno y lo clásico Algo recuerda aquí el estilo teatral y provocativo del hotel Neri, en Barcelona, e incluso el devaneo histriónico de los escenarios diseñados por Philippe Starck, donde conviven y dialogan la estética contemporánea y la reivindicación hiperbólica del mobiliario clásico. Naturalezas muertas de sillones aterciopelados, butacas acebradas, barandillas y lámparas imposibles de filamentos descolgados a través de los huecos de las escaleras. Geometrías mínimas. Parpadeos de Pantone. Un paisaje tecno zen en ambiente sensual y elegante, pese a la selección musical de fondo, sometida a la radiofórmula. Dos comedores acendrados suplen esas ligerezas con una propuesta culinaria y social relevante en la comarca. El Buffi, genuino foro de la nueva cocina española, cuya carta ofrece algunas elaboraciones innovadoras y otras clásicas, simplemente bien hechas. El Petit Buffi, decorado con butacas de piel, sugerente por sus tapas de disseny y su atmósfera más desenfadada. A fin de economizar recursos, el bufé de desayuno se sirve en mesa si hay poca clientela alojada en el hotel. Qué lujo. Menos rutilantes, pero llenas de buenos detalles, las habitaciones escalonan sus diferencias en tres categorías: la estándar, amueblada con la sencillez y luminosidad del pino; la superior, más espaciosa y colorista, y la júnior suite, clásica, para la clientela de siempre. Unas se visten de rojo, otras de malva. En todas cuelga un monitor plano de televisión frente a la cama. Éstas y otras atenciones centran la estrategia del hotel Sant Roc en su nueva etapa de luxe.
sioc:created_at
  • 20050903
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 601
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 10
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20050903elpvialbv_2/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • SANT ROC, un palacete modernista con diseño actual en el centro de Solsona
sioc:title
  • El acierto de una renovación
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all