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  • Destaca por su aspecto de ciudadela árabe, por sus colores arcillosos y sus ventanales desde los que se divisa por un lado el Teide y por el otro el océano Atlántico y, a lo lejos, la isla de La Gomera. El hotel, núcleo principal del complejo Abama, recibe este fin de semana a sus primeros huéspedes para convertirse, junto a las villas circundantes con servicio hotelero y un espectacular campo de golf de 18 hoyos, en referencia del turismo de lujo en Tenerife. El Open de Canarias de golf, entre el 6 y el 9 de octubre, sirve de motivación para una preapertura que culminará el 1 de noviembre. Obra del arquitecto Melvin Villarroel -autor del hotel Puente Romano de Marbella (Málaga) y del Jardín Tropical de Costa Adeje (Tenerife)-, el recinto Abama, con 160 hectáreas, se emplaza en el municipio de Guía de Isora. La zona, de las menos conocidas de la isla, es uno de los enclaves españoles con más horas de sol al año a una temperatura media de 22 grados. Villarroel, arquitecto y paisajista de origen boliviano-chileno (aunque se considera andaluz, pues lleva viviendo en Marbella 30 años), define el complejo Abama como "una ciudad de vacaciones", y lo considera por sus dimensiones su proyecto más ambicioso. "El edificio del hotel se inspira en las ciudadelas del Atlas, las kasbahs del sur de Marruecos, porque para semejante tamaño hacía falta una figura urbanística como ésa", explica. "El complejo se articula en torno a una gran plaza donde se concentran las funciones comerciales y de ocio (restaurantes, cafeterías, bares, piscinas), que también servirán de referencia para las residencias que se van a construir". Esa plaza, donde confluyen los corredores que llevan a las habitaciones del hotel, se abre al mar, a la puesta de sol entre plataneras y a dos de los hoyos del campo de golf (el 11 y el 12). El green, los jardines, caminos e instalaciones del resort bajan escalonadamente de la montaña a la playa con una diferencia de cota de 400 metros (lo que da idea del enorme movimiento de tierras que fue necesario para la construcción). El club de golf se emplaza en el centro geométrico de la parcela. El campo, que dirige Carlos Avilés, fue diseñado por el ex campeón Dave Thomas. Ha contado como jugador con el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, que hizo algún par a finales de julio. Al Open de Canarias de la próxima semana acudirán, entre otros, David Frost y Nacho Garrido. Del trabajo de Melvin Villarroel destaca la cercanía entre proyecto arquitectónico y paisajismo, y él mismo supervisó, junto a Dave Thomas, la colocación de especies en el campo de golf, donde un sistema de lagos y barreras vegetales configuran un espacio insólito y relajante. Poco después de la compra de la finca, hace casi una década, los propietarios (la cadena Tropical Hoteles, que preside Ignacio Polanco) crearon viveros donde fueron creciendo más de 120.000 árboles y plantas que ahora forman un conjunto botánico de casi 400 variedades. Para Dave Thomas, éste es un proyecto único, una experiencia tropical. Y, efectivamente, ahí aparecen diseminadas, en todo su colorido y viveza, muchas de las especies de las regiones tropicales y subtropicales que recalaron en Canarias a lo largo de los siglos. Árboles como las palmeras datilíferas, ficus, flamboyanes, acacias, jacarandás o tuliperos del Gabón; arbustos como los hibiscos o los crotos, y buganvillas, flores de Pascua, estrelicias o heliconias. Medio ambiente El director de Abama, Ramón Garayar, incide en el compromiso medioambiental que primó a la hora de realizar el proyecto. Garayar pone como ejemplo la planta desalinizadora junto al mar que surte del agua necesaria para regar el campo de golf, mediante un sistema de ósmosis inversa capaz de producir cinco millones de litros al día (el agua sube a través de tres niveles de bombeo hasta la reserva, situada a unos 300 metros, y después baja por gravedad). También se aprovechan dos pozos naturales que en invierno rebosan con las aguas del deshielo del Teide, y hay una planta de tratamiento de aguas residuales. Con 480 habitaciones (330 en el hotel y el resto en las villas), de un tamaño a partir de 50 metros cuadrados, Abama cuenta con club de tenis, centro de convenciones y una zona balnearia de 2.500 metros cuadrados, concebida y gestionada por los responsables del spa Sanctuary de Londres (esta zona se abrirá a partir de enero). Otro de los aspectos destacables son los nueve restaurantes, en especial El Patio, con carta y supervisión del chef vasco Martín Berasategui (tres estrellas en la Guía Michelin). El restaurante japonés Kabuki es otra de las tentadoras ofertas, con Masa Tori como responsable y David Arauz en los fogones. Y platos tan originales como el sushi de vieja o cherne, típicos pescados de la zona.
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  • Golf y descanso en el nuevo 'resort' Abama, en Guía de Isora
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  • Una 'kasbah' en Tenerife
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