PropertyValue
opmo:account
is opmo:cause of
opmo:content
  • Los vecinos del bloque número 66 de Perry no pueden más, según un artículo publicado por The New Yorker en septiembre. A pesar de las estrictas instrucciones de guardar fila india y evitar la contaminación acústica por medio del susurro, el desembarco diario de una versión contemporánea de la caravana de mujeres (dos turnos en días de labor y tres los fines de semana) desespera a estos curtidos neoyorquinos del Greenwich Village. Hace cuatro años, la entrada a su bloque fue incorporada a la ruta de Sexo en Nueva York (Sex & The City Tour) tras ser identificada como el escenario de las tomas exteriores de la casa de la protagonista, Carrie Bradshaw. Entonces llegó la avalancha. Aunque el último episodio de las seis temporadas de esta serie fue grabado en 2003 (el primer episodio se emitió en 1998), el número de visitas, en su mayoría mujeres extranjeras, va en aumento. Por el momento, una generosa donación de la compañía On Location Tours parece haber aplacado los ánimos del vecindario. Treinta es el número clave de esta ruta organizada en torno a los escenarios de la serie, que se sigue en España en Cosmopolitan (Digital+) y Antena 3. Así, por 37 dólares el viaje en autobús, incluye 39 paradas que descubren algunos puntos calientes de las idas y venidas de las treintañeras que supieron hacer de la soltería algo más que una virtud. Entre parada y parada, extractos de distintos episodios ayudan a refrescar la memoria con algunos grandes momentos de las chicas y su ciudad. ¿Pero acaso hay algo más alejado del Nueva York de las cuatro magníficas que un viaje en autobús? Aunque una foto de Carrie decoraba la línea M2, que atraviesa la Quinta Avenida, sólo una vez, deprimida y arruinada, optó por subir sus tacones a uno de ellos. Quizá lo más apropiado para seguirle los pasos a esta rubia del tutú sea llamar a un taxi amarillo. Pero antes de cruzar la isla para emprender nuevos affaires, en el propio West Village, y sin molestar a ningún vecino, se pueden visitar las fabulosas tiendas (hombre, mujer y accesorios) de Marc Jacobs, uno de los diseñadores fetiche de la serie; echar un vistazo en la tienda de muebles Furniture Company donde supuestamente trabajaba Aidan, el ex de Carrie, o alcanzar un cierto clímax culinario con los fabulosos pasteles caseros de Magnolia Bakery, que sedujeron a la escéptica Miranda. El escaparate rosa con barbies y kens retozando en jardines de plástico rodeados de patitos-vibradores del Pleasure Chest anuncia la llegada a la juguetería sexual más chic del barrio. El espacio central de la tienda no lo ocupan cadenas y cueros negros, sino un sinfín de chucherías para chicas: pícaras tarjetas, escueta lencería y consoladores versión mona. El altar a Carrie Bradshaw dispuesto al fondo de la tienda pone a disposición de las devotas el libro de la serie, un Trivial con preguntas Sex & The City y la joya del establecimiento: el Rabbit Pearl, que hizo perder el sentido a Charlotte. Para reponer fuerzas, nada como un brunch en Pastis. Situado en el corazón del Meatpack District, donde supuestamente vive la explosiva Samantha, este local es la mejor prueba de que los almacenes cárnicos y los travestis que antaño poblaban el barrio han sido sustituidos por fashionistas de todo pelaje. El azulejo blanco estilo balneario y los ventiladores de techo dan el toque francés a este restaurante con fingido aire de taberna. Un lugar perfecto para degustar unos huevos benedict y ver en vivo y en directo a Michael Stipe (líder de REM) y a la multitud de rubias que, al más puro estilo Sex & The City, comentan sus últimas citas y los cotilleos más candentes mientras picotean hoja de roble y langostinos. Galas íntimas Cualquier tratamiento de belleza en el centro de Helena Rubinstein (del que Samantha fue vetada por su insistencia en solicitar algunos extras al personal) puede poner el cuerpo a tono para emprender un paseo por el Soho. Allí se encuentran las últimas tendencias de lencería en Hotel Venus, donde Carrie y Charlotte adquirían sus galas íntimas. Aunque uno no pueda en una primera visita abrazarse a los dependientes del templo neoyorquino de Prada cual Miss Bradshaw, no conviene desanimarse: este futurista y cristalino espacio, firmado por Rem Koolhaas, no dejará a nadie indiferente. La siguiente parada en esta senda de arte y comercio podría ser la galería Louis K. Meisel, una de las muchas de este barrio, pero que, a diferencia del resto, tuvo a Charlotte como parte de su staff. Otro de los lugares de trabajo de esta morena pizpireta y casadera, el flamante Moma, cuya ampliación fue proyectada por Yoshio Taniguchi, se encuentra justo enfrente de la meca del calzado: la tienda de Manolo Blahnik, el único hombre capaz de hacer verdaderamente enloquecer a Carrie. Casi un centenar de podios de madera dispuestos en tres salones sostienen los manolos, exclusivos diseños del zapatero canario. Prácticamente un par de golpes de tacón separan esta zapatería de la de Jimmy Choo, consorte de Blahnik en el armario de Carrie Bradshaw. En la distinguida Madison Avenue se encuentran algunos de los puntos clave del armario de las cuatro solteras. Barneys prueba lo que el binomio almacén-lujo puede dar de sí y pone a disposición del público las prendas de diseñadores estrella de la serie como Lanvin, Rochas, Alaia y Balenciaga, entre otros. Otros imprescindibles de Madison son los seductores vestidos de Dolce & Gabbana, los fastuosos trajes de novia que Charlotte se probó en Vera Wang Bride Shop o los bolsos de Hermès que provocaron el despido fulminante de Samantha por una iracunda Lucy Liu. La clientela de Payard, la pastelería-restaurante más exquisita del Upper West Side, demuestra que sus merengues e increíbles postres son todo un capricho para las damas. La ruta nocturna por este barrio pasa por la ultramoderna Brasserie 8?, de ambiente futurista, y por el exclusivo restaurante Jean George, en la planta baja de la torre Donald Trump. Dos lugares perfectos para degustar un cosmopolitan y sentirse más Carrie que nunca. Corazón del boho-chic, en el East Village se encuentra la tienda de la estilista de la serie, Patricia Field, que ofrece un curioso cruce entre Hello Kitty y el mundo drag queen. Un buen lugar para lucir las prendas allí adquiridas puede ser Il Cantinori. Famosa por sus arreglos florales y exquisita carta, esta trattoria toscana, en la que Carrie afrontó el plantón de sus amigas en su treinta y cinco cumpleaños, es una apuesta segura para una cita romántica aderezada por el encuentro con alguna celebridad. El mítico Old Town Bar, en las proximidades de Union Square, es una opción algo más asequible. Esta especie de cueva de Altamira gastronómica de Manhattan mantiene su encanto y heterogénea clientela desde que abrió sus puertas en 1892. La parroquia se mantiene fiel a sus hamburguesas, catalogadas como unas de las más sabrosas de la ciudad. Antes de que Carrie se apostara en su barra retro junto al jugador de los Yankees, este mismo local fue escenario de algunas escenas de Balas sobre Broadway o Last days of disco. Por su pista de baile y su escenario es conocido el Joe's Pub, donde Carrie y Mr. Big se topan con Ray King. Desde que en 1998 abriera sus puertas, han desfilado por este club (que también ofrece cenas hasta medianoche) algunos de los mejores músicos de la escena internacional, como Norah Jones o Ute Lemper. Cerca en distancia física, pero muy alejado en concepto, el Lucky Cheng's, frecuentado por las chicas de Sexo en Nueva York, cuenta con una sonada reputación para despedidas de soltera. Varios salones con delirantes decorados hawaianos, un cálido bar atendido por travestis y un singular karaoke convierten este lugar en todo un clásico de la noche neoyorquina en su versión más almodovariana. Ropa y complementos de cotizados diseñadores a precio de ganga es la atractiva oferta de Century 21, a la que Carrie sucumbe como una neoyorquina más. A muy poca distancia de allí espera el ferry que cruza de Manhattan a Staten Island, el mismo que Carrie y sus amigas tomaron para acudir a un desfile de bomberos. Desde la popa y con una espectacular vista de la isla podemos preguntarnos con ellas: ¿cómo es posible que tantos ex novios quepan en una isla tan pequeña? Y al pasar junto a la estatua de la Libertad cabe pensar si no será pronto sustituida por una Sarah Jessica Parker que a modo de tea sostiene un manolo.
sioc:created_at
  • 20051112
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 2257
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 1
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20051112elpviapor_1/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • Restaurantes, bares, tiendas y otros escenarios de la serie de televisión
sioc:title
  • La ruta de 'Sexo en Nueva York'
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all