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Los coches grandes suelen proteger mejor que los pequeños en caso de accidente, principalmente porque sus carrocerías incluyen zonas de deformación más generosas que absorben mejor la dureza del choque. Sólo en contadas situaciones es preferible ir a bordo de un coche ligero que en uno pesado; por ejemplo, cuando se impacta contra un obstáculo rígido anclado al suelo (árboles, muros...). Pero en colisiones entre coches, uno de los accidentes más habituales, el más pequeño suele sufrir mayores daños. Para analizar cómo afecta la diferencia de peso a la seguridad pasiva, Renault ha realizado una prueba de choque frontal a 50 km/h. entre un Scénic (1.350 kilos) y el nuevo Clio (1.130). Los resultados muestran que los 220 kilos de diferencia provocan que el Clio sufra un impacto mayor, como si la colisión se hubiera producido a 60 km/h.
En Francia, y en general en el resto de Europa, los choques frontales entre coches causan alrededor del 20% de las muertes en accidentes de tráfico. Casi en la mitad de los casos los coches implicados tenían una diferencia de peso superior a 200 kilos.
Antídotos para proteger mejor
Las últimas evoluciones de los sistemas de protección y retención (airbags, cinturones...) compensan en parte la diferencia de tamaño y peso para ofrecer una seguridad similar al margen de las dimensiones de cada vehículo. El Clio III incluye estos últimos avances, como los airbags adaptativos (se inflan con mayor o menor intensidad según la severidad del impacto), los cinturones con pretensores y limitadores de presión (primero se tensan para sujetar a los ocupantes y después se aflojan ligeramente para no dañar el pecho) y hasta un salpicadero elaborado con plásticos mullidos, entre otras cosas. Estas soluciones reducen las lesiones en los coches pequeños y empiezan a ser habituales en la mayoría de los modelos nuevos que salen a la venta.
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