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  • Conviene no asociar el mar con una estación meteorológica. El conductismo turístico ha hecho que olvidemos temporalmente los 3.500 kilómetros de litoral como si tal cosa. Como si los miradores, el universo pesquero, cámaras de fotos y bicicletas fueran sólo para el verano. ¿Por qué el azul en invierno? Pues porque se trata de activar los sentidos cuando, al compás del barómetro, descienden precios y concurrencia. Si no para bañarse (salvo en Canarias), sí son estas jornadas para satisfacer una necesidad de descanso con el estampido de las olas, rutas montañeras, observación de avifauna, exposiciones... el deseo de contacto de relación y de intercambio simpático con los habitantes de la costa. Es hora, pues, de redescubrir lo costero con miras al misterio. Por fin, los amaneceres mediterráneos y atardeceres atlánticos se amoldan al horario de hostelería. CUANTO PEOR, MEJOR Acantilados El Atlántico es violento e implacable. Conspira parafraseando la máxima de André Breton: "La belleza será convulsa o no será". Así lo entendió Eduardo Chillida en su Peine del Viento de San Sebastián. Las olas, según rompen, golpean sucesivamente las tres esculturas de acero para introducirse después por unos huecos en el granito generando violentos estampidos. Homérico. Pero en lo relativo a bufones, ninguno como los asturianos del campo del Bramadoriu (Villanueva de Pría, Llanes). Ya lo dice el refrán: si oyes la Berrona de Pría, prepara leña para otro día. Y es que, a través de los orificios cársticos, el Cantábrico manifiesta toda su furia con surtidores de hasta 20 metros de altura. Lanzarote guarda en los Hervideros toda su fuerza. En la roca del acantilado volcánico próximo a Timanfaya se han tallado escaleras y dispuesto balconcillos desde donde se puede sentir la fuerza del mar gorgoteando, alimentando la presión de los oídos. ESPÁTULAS FOTOGÉNICAS Avistamiento de aves Como descomunales pajareras. De esta forma se presentan los humedales costeros a día de hoy. En las marismas de Santoña (Cantabria) se concentra la mayor cantidad de aves acuáticas de la costa cantábrica. Para atrapar huidizas espátulas con teleobjetivo, mejor aprovechar los observatorios de Santoña, el de Colindres y la carretera -se diría que ornitológica- que los enlaza. El delta del Ebro (Tarragona) lo aprovechan para descansar las especies migratorias en su ruta de La Camarga (Francia) a Doñana. Destacan dos miradores: Pont del Través, en la laguna de la Encañizada, y laguna de la Tancada, hábitat de archibebes y flamencos. Unas aves, estas últimas, que se mezclan con espátulas y patos cuchara dejándose fotografiar a placer en la carretera del dique Juan Carlos I que atraviesa las onubenses marismas del Odiel. Por la noche, las cromáticas bandadas regresan a sus nidos de Fuente de Piedra (Málaga). SOLEDAD ENTRE LAS OLAS Deportes acuáticos Las estaciones náuticas abren todo el año (www.estacionesnauticas.info), uniendo a las actividades acuáticas la reserva de hotel. En invierno remite el viento en el mar Menor (www.enmarmenor.com), algo siempre bienvenido por los piragüistas. En las aguas siempre recogidas de Marina del Este (Almuñécar, Granada) haría falta en verano un guardia con botellas ordenando el tráfico de submarinistas. Ahora, en cambio, hasta los peces olvidan su timidez. Ajena también a las muchedumbres estivales se encuentra Tarifa. "Sólo hace falta enfundarse el traje de neopreno (unos 200 euros) y valentía para disfrutar con el fuerte oleaje", señala Eduardo Bellini, histórico del windsurf gaditano. "Es tal la tranquilidad, que a veces los cursos de iniciación al kitesurf son personalizados". LOS BUCEADORES SE DIRIGEN AL PORTAL Fiestas populares En Canarias, varios clubes de buceo sumergen belenes; por ejemplo, en el pecio Arona, hundido en Jinámar (Telde, Gran Canaria). Desde 1972 se hace lo propio en Tenerife con un pino engalanado según cánones navideños; está hundido en el muelle de Garachico. En la playa tarraconense de la Pineda (Vila-Seca), un grupo de escultores ha moldeado un belén de arena inspirado en unos conocidos juguetes (y cerca está Port Aventura, que abre hasta el 8 de enero con su programación especial de Navidad). En Palma de Mallorca no sólo se organizan visitas a los belenes del casco viejo (reservas, 971 72 07 20; 10 euros por persona). El 20 de enero, día de San Sebastián, toda la capital se convierte en una parrilla callejera a cuento de la Fiesta de los Foguerons. La isla se vestirá esas fechas con un manto de almendros en flor. Y para francachelas, la que montarán las pandas de verdiales en Málaga el día de los Santos Inocentes. Y entre las romerías, ninguna como la de Torre García (Almería), el 8 de enero, cerca del cabo de Gata. OLOR A MAR Lonjas de pescado Sin casi paradas biológicas ni descargas asediadas por curiosos, las lonjas rezuman autenticidad. Una de las contadas excepciones a las frías subastas electrónicas la protagoniza José Antonio Soler en El Campello (Alicante). El micrófono inalámbrico es el único adminículo electrónico usado a la hora de la subasta; el resto, una amena disertación, a las 17.45, sobre artes de pesca y recetas. La cofradía de pescadores de Lastres (Colunga, Asturias) enseña de lunes a jueves (reservas, 985 85 00 75) los entresijos del proceso industrial del pescado desde la arribada del barco. Por la tarde se asiste a la subasta real, con el sordo navajeo que la tecnología no ha podido desterrar. La flota de 250 barcos en Isla Cristina (Huelva) revela todo un mundo que el balconcillo de la lonja permite escrutar. Subasta de cerco a las 10.00 (a partir de enero); de chirlas o arrastre, a las 16.00. EXPERIENCIA AÉREA Montañismo de costa Están de suerte los montañeros con esta luz que ilumina pero no calienta. Adiós a la sudoración. A los madrugones. A la condensación marina que enturbia el horizonte. Tampoco hay regularización de acceso para subir al alicantino peñón de Ifach (Calpe), e incluso el símbolo de la Costa Blanca se muestra tachonado de manchas verdes. Acudir a las 9.00 para documentarse en el centro de información. El monte Candina (Cantabria) ofrece una subida hasta la fastuosa cornisa, a 472 metros de altura, sobre la única colonia europea de buitre leonado junto al mar. Aparcar en el kilómetro 161 de la CN-634, a la altura de Liendo. Otra sugerencia pasa por cubrir los 807 metros (dos horas y media) que nos elevan al indescriptible balcón sobre Cofete (Fuerteventura). La pista al pico de la Zarza sale de la depuradora tras el hotel Barceló, en el núcleo turístico de Jandía. AL CALOR DEL PAISANAJE Pueblos con encanto Con sólo dos grados menos que Canarias, Mojácar (Almería) obedece también el ritmo migratorio. En invierno desaparece de sus callejones morunos el furor turístico dejando paso a artistas de medio mundo entremezclados con mojaqueros. Es sentarse en la plaza o tomar un vino en el Jamón Jamón y aparecer un espontáneo interlocutor; algo difícil en agosto. El Calima es punto de cita obligado por la noche. Estos días tampoco le afecta la globalización a Cadaqués, donde se puede hacer la ruta de los Faristols (de los caballetes), que recorre los puntos desde los que Dalí retrató esta costa. En cada parada se ha colocado una foto con la obra del artista, lo que permite cotejar el cambio del paisaje. El día 1, las cadaquensas bailarán las primeras sardanas del año en el cabo de Creus. Y es un placer, tras vagabundear por la soledad de los miradores, dejarse caer en el anfiteatro de Cudillero (Asturias), e incluso escanciar sidrina junto al varadero sin mare mágnum que valga. EL MARISCO MÁS SABROSO Comedores gallegos en ruta Aunque por motivos turísticos las fiestas gastronómicas gallegas suelen celebrarse durante el verano, es en los meses que incorporan la letra erre en su nombre cuando resulta más propicio consumir marisco. En el restaurante Anduriña (986 61 11 08), en A Guarda (en Pontevedra), capital de la langosta, se sirven los crustáceos flameados con coñá. Y sin menoscabo de las de Carril, el restaurante Altamira (986 50 34 81; abre el 9 de enero), de Rubianes, en el concello de Vilagarcía de Arousa, opta por las almejas recogidas bajo el puente de la Illa de Arousa. La almeja fina se prepara cruda con limón, y la babosa, a la marinera o al ajillo. Si se trata de saborear percebes coruñeses del cabo Roncudo o de las islas Sisargas, la experiencia resulta sublime en días tempestuosos desde el Refugio As Garzas (981 72 17 65; abre el 3 de enero), enclavado en el puertito de Barizo, en Malpica de Bergantiños. Lorbé (Oleiros, A Coruña) ha hecho un culto del mejillón; su abundancia de bateas prefigura los mejillones gratinados, a la romana o en tortilla del clásico Casa Méndez (981 61 79 97). El mar batiente, además, también garantiza centollos sabrosos, como bien saben en Burela (en la Mariña Lucense) los comensales del restaurante O Sargo (982 58 51 38).
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  • El litoral vive en invierno uno de sus mejores momentos turísticos
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