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  • Un gato persa que mira a los transeúntes desde un escaparate. Un probador con una placa que atestigua que por allí pasó doña Letizia Ortiz, futura reina de España. Un bar diminuto que nos transporta al corazón de los años cincuenta. Boutiques con prendas traídas desde Brasil o Argentina. Una librería donde los DVD de L, la serie lésbica de moda, se venden como rosquillas. Una vidente con bastante tino, y hasta un palacete supuestamente implicado en la trama de corrupción de Marbella. Los 950 metros de la calle de Hortaleza están plagados de pequeñas sorpresas. La hermana menor de la próspera y ultramoderna calle de Fuencarral se está beneficiando del auge de la zona. Estratégicamente situada entre la Gran Vía, Malasaña y Chueca, Hortaleza ha experimentado su propia transformación, y los alquileres se han disparado. "Fuencarral está muy saturada, y eso tira de Hortaleza", explica Mili Sánchez, propietaria de Berkana, una librería de la calle en la que también vive. "Cada vez quedan menos negocios de toda la vida. El cambio está siendo espectacular". Hortaleza es, además, muy variopinta. Por sus aceras uno puede cruzarse con señores mayores, adolescentes llenos de piercings o con un grupo de transexuales cogidos del brazo que gritan a un guapo mulato: "¡Niño, cada día estás más moreno!". El lado de acá y el lado de allá Hortaleza tiene, con permiso de Cortázar, un "lado de acá" y un "lado de allá". El lado de acá, el que linda con la Gran Vía, es más caótico y apretujado. El lado de allá, el que termina en la plaza de Santa Bárbara, está siendo tomado por locales con más aspiraciones. Pero empecemos por el principio. Subiendo desde la Gran Vía y pasado el hotel Petit Palace Ducal (Hortaleza, 3), de la cadena High Tech, se llega al meollo, donde tiendas nuevas se mezclan con locales de siempre. Así, el Horno San Onofre (Hortaleza, 9), una pastelería con solera, queda al lado de la recién llegada Lollipops (Hortaleza, 7; www.lollipops.fr), firma francesa de complementos que decora sus tiendas con una auténtica explosión kitsch. Encabezando la lista de clásicos está Stop Madrid (Hortaleza, 11), una taberna fundada en 1929 y que asegura ser "la jamonería más antigua de Madrid". A pocos metros, en el 15, encontramos la droguería Shanghai, donde se pasa el día su propietario, el nonagenario Eduardo Pérez del Barrio, padre de Florentino Pérez. En el 37, la zapatería El Relámpago promete "composturas de zapatos en el acto", y en el 52, el bar Vivares ofrece un imbatible menú a 7,20 euros que atrae a los bolsillos prietos de varios kilómetros a la redonda. En el 10, semioculto, está uno de los locales más carismáticos, el Mini Bar y sus 15 metros cuadrados que Esteban, un canario enamorado de los años cincuenta, ha decorado con fotos de Elvis, Marilyn Monroe y la niña de sus ojos, Audrey Hepburn. Es uno de los raros locales de la calle con terraza, y por cuatro euros sirve deliciosos perritos calientes con salsa secreta. Más modernos son el pequeño café Antic (Hortaleza, 4), el lugar al que acudir los miércoles por la tarde, cuando Marisa va de mesa en mesa echando las cartas por unos euros, y el café Mamá Inés (Hortaleza, 22), popular por la música, el ambiente, sus desayunos y por acoger, de tanto en tanto, obras de artistas jóvenes. Y si Fuencarral es territorio de las grandes firmas de moda, Hortaleza lo es de las boutiques multimarca. Como La Compañía Multihispana (Hortaleza, 30), con prendas de Amaya Arzuaga o Ailanto, y Have a Nice Day (Hortaleza, 26), de los franceses Thierry y Stéphane (a secas), que cuenta entre su clientela con Penélope Cruz, Paz Vega y la mismísima futura reina, como recuerda una placa en el probador de la derecha: "El día 17 de noviembre de 2003 aquí estuvo, se probó y compró doña Letizia Ortiz Rocasolano, futura reina de España". En Coorleone's (Hortaleza, 37; www.coorleonescompany.com) hay prendas de diseñadores brasileños, y en Sport Station (Hortaleza, 59) los amantes de Adidas encontrarán colecciones limitadas de la firma y a Rufo, un gato persa que se pasea a sus anchas por la tienda. El corazón de Hortaleza es gay y hay muchos establecimientos para demostrarlo. Allí están el café Figueroa (Hortaleza, 47), pionero en abrir sus puertas a todos, sin miramientos, o Talia, en el 15, que vende pelucas a transexuales y actores. En el 31, Chueca Center ofrece llaveros, camisetas o cualquier cosa a la que se le pueda estampar la bandera gay, y en la tienda de regalos Rotunda Warning (Hortaleza, 29) puede adquirirse un cuadro de la foto The Kiss, de Tanya Chalkin: dos chicas besándose tumbadas en una cama. A partir de la medianoche, en el cabaret A Noite, en el 43, actúan deslenguadas drags como Vincent Cánovas o Franky Show. Lo que nos lleva hasta Berkana (Hortaleza, 64; www.libreriaberkana.com), una de las cuatro librerías de la calle -las otras son La Busca, en el 2; la librería Pérez Galdós, en el 5, e Intercodex, en el 34, de libros jurídicos-, con 13 años dedicados a la temática homosexual. Allí triunfan títulos como Nadan dos chicos, de Jamie O'Neill, o libros infantiles como Aitor tiene dos mamás. ¿La joya de la corona? Los DVD de la serie L. "Los importamos por kilos", ríe Mili Sánchez, la dueña. Antes de llegar al lado de allá están las antiguas Escuelas Pías de San Antón, que ocupan un enorme edificio del siglo XVIII que también fue cárcel y hospital de leprosos. El arquitecto Gonzalo Moure es el artífice de su proyecto de remodelación, que respetará la fachada y en el futuro albergará el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid y servicios públicos: un centro para mayores, una escuela, una piscina y un patio ajardinado de 1.500 metros cuadrados. Vídeos y cosmética La segunda parte de Hortaleza, menos transitada, arranca con una tienda de moda argentina, Franka (Hortaleza, 69), que atrae, dice la dependienta, "desde a chavalitas de Malasaña a señoras del barrio de Salamanca". Comparte número con un videoclub especializado, Séptimo Arte, el lugar donde dar con esa rareza de Bergman que no se encuentra en ningún otro sitio. En el 75, el centro de belleza Le Secret du Marais (www.secretdumarais.com) ofrece tratamientos de fangoterapia o chocolate y productos de la marca Divinum, a base de vino de Burdeos, o del doctor Sebagh, "el rey del Botox". Es una de las últimas incorporaciones a la calle junto con la óptica Toscana (Hortaleza, 70; www.opticatoscana.com), en una antigua tienda de semillas que han reformado respetando su lema: "Un grano fui". Pero hay más chicos nuevos en el barrio. En el 104 acaba de inaugurarse un centro de pilates, el Core Pilates Energy Center (wwww.corepilatesenergycenter.com), y más arriba, en el 118, ha abierto Manggia!, un fashion restaurant, como reza su luminoso. Uno de los cinco italianos de la calle, donde también está el famoso Più di Prima (Hortaleza, 100), que sirve una de las mejores mozzarellas de Madrid. Al final de la calle, en una plazoleta con el número 85, está el palacete del conde de Villagonzalo, de 1866 y patrimonio histórico. Tras su reciente compra hay dinero supuestamente procedente de las oscuras arcas marbellíes. Lo dicho... Una caja de sorpresas.
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  • La céntrica calle madrileña sigue los pasos de la vecina Fuencarral
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  • Hortaleza, una nueva estrella
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