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  • Todos los cuentos en Aldealseñor empiezan con una mañana de niebla. Así arranca la primera imagen de su torre palacio en la película- documental que ha seducido a cinéfilos de medio mundo, El cielo gira, de Mercedes Álvarez, y así lo hace también la aventura hostelera que ha emprendido Ramón Fernández en el mismo enclave. "Lo encontré por azar un día de mayo al atardecer cubierto de niebla y me enamoré. Fue un amor a primera vista", recuerda el empresario, ajeno al negocio hotelero hasta ahora. Y es que la torre encantada, por la que en la película pasean las vecinas recordando leyendas de fantasmas, ha sido transformada, como ya se veía en algunas de las imágenes, en un hotel con encanto que abre sus puertas este fin de semana. El cambio no ha surgido por arte de magia, sino tras cuatro años de obras de restauración y acondicionamiento a cargo del estudio de arquitectura de José María Pérez. Una torre árabe En el camino se desvelaron algunas de las incógnitas que pesaban sobre el imponente torreón y su misterioso pasado, que domina esta aldea a 19 kilómetros de la ciudad de Soria. Se trata de una torre de defensa árabe del siglo X alrededor de la cual se construyó un palacio cuatro siglos más tarde. Como bien comentaban los vecinos, ha estado allí siempre. Las investigaciones no han logrado poner nombre al fantasma de la niña que no sabía reír, propietaria de los bolos de oro, de quien hablaban sin miedo las mujeres del pueblo. El número de habitaciones de Torre Aldealseñor, 14, coincide con el de los habitantes que la joven directora se encontró al emprender el regreso al pueblo donde nació. Un viaje metafórico al paisaje sentimental del que apenas guardaba recuerdos y en el que descubrió el misterio y la belleza de este enclave y su gente. La tranquilidad que desprenden parece haber calado de alguna manera en el nuevo proyecto, con el que la aldea ha aumentado en ocho personas su número de habitantes fijos, y que respeta al máximo los espacios del antiguo edificio. El hotel mantiene la torre como un lugar de esparcimiento dotado con un mirador, una sala de música, una biblioteca, un área de juegos, una cafetería para los huéspedes y una sala de televisión, electrodoméstico del que carecen las habitaciones. Habilitado para minusválidos, el hotel cuenta con una sala de reuniones, un pequeño restaurante de 15 mesas y un amplio jardín de 9.000 metros. Para disfrutar con facilidad del campo y las rutas seguidas por los dinosaurios, los romanos, los árabes y los cristianos, los huéspedes pueden disponer de bicicletas. Los caballos y la piscina están previstos en la lista de ofertas al viajero. "Nuestro objetivo es ofrecer tranquilidad, que la gente coma y duerma bien y desarrolle aquí los proyectos que quiera", concluye Ramón Fernández. .
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  • Rehabilitada la torre palacio del pueblo soriano de Aldealseñor
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  • Abre el hotel de 'El cielo gira'
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