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A 10 kilómetros de Santander, el agua de Solares alimenta un balneario abierto en 1899 y, desde el 7 de julio, un hotel especializado en terapias wellness. Abandonado durante tres décadas, este balneario de aguas bicarbonatadas, cloruradas, cálcicas y sódicas había sido durante un siglo el referente termal de toda la cornisa cantábrica. El auge del turismo de salud lo ha devuelto a la actualidad, con el añadido de un hotel de 113 habitaciones proyectado por los arquitectos Luis de la Fuente, José Manuel Echevarría y Blanca de la Fuente, mientras que la rehabilitación de las instalaciones hidrotermales es del arquitecto José Vázquez-Illa. Las aguas del manantial de Fuencaliente fluyen a 29,8 grados centígrados y están indicadas en terapias digestivas, metabólicas, antiácidas, antiinflamatorias, diuréticas y del sistema nervioso. El hotel invita a los tratamientos de belleza, rehabilitación y contra problemas como el insomnio y el estrés. Sus instalaciones se completan con un centro de congresos y un restaurante.
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