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  • Hay algún médico a bordo? En las películas de aviones siempre aparece algún doctor entre los pasajeros de las últimas filas, pero ¿qué ocurre si no es así? La respuesta se llama Tempus 2000, una unidad portátil de telediagnóstico y cuidados intensivos que fabrica la empresa británica RDT (Remote Diagnostics Technology). Este sistema ya ha sido adoptado por compañías como BMI, Virgin Atlantic y Emirates, y otras, como British Airways, lo tienen en periodo de pruebas. Se trata de un cubo de color naranja de menos de 30 centímetros de lado y siete kilos de peso que permite que los miembros de la tripulación, tras recibir unas sencillas instrucciones, puedan tomar las constantes vitales del enfermo -pulso, temperatura, presión sanguínea, niveles de oxígeno, glucosa y CO2 en sangre...-, enviar la información vía satélite y en tiempo real a un equipo médico en tierra, y atender al enfermo siguiendo las instrucciones de los médicos a través de videoconferencia. El kit también permite realizar electrocardiogramas in situ y enviar imágenes del paciente en alta resolución. Aunque las incidencias médicas son relativamente poco frecuentes -sólo uno de cada 1.000 vuelos se ve obligado a cambiar su plan de ruta por esta causa-, un diagnóstico equivocado que conduzca a la muerte del pasajero o a un aterrizaje de emergencia injustificado puede suponer el pago de indemnizaciones millonarias para las compañías. Para solventar este problema, casi todas las aerolíneas tienen un servicio de consulta médica -propio o concertado con empresas como la estadounidense MedLink- en permanente contacto con el avión. La australiana Qantas fue pionera en instalar, a finales de la década de los noventa, desfibriladores automáticos en sus aeronaves. Del tamaño de un maletín, estos aparatos son capaces de restablecer mediante una descarga eléctrica el ritmo del corazón de una persona aquejada de parada cardiaca y monitorizar su estado, así como, mediante un sistema de voz y de gráficos, dar órdenes a las personas que practican la asistencia. Desde 2004, la Administración Federal de Aviación de EE UU obliga a que los aviones de las más de 2.500 líneas comerciales del país con al menos un auxiliar de vuelo lleven a bordo un desfibrilador automático. En la Unión Europea aún no es obligatorio, aunque aerolíneas como Air France o British Airways los incorporan de forma voluntaria en sus flotas de largo radio. Iberia, por el momento, limita su equipo médico a dos botiquines, uno de primeros auxilios, y otro, más especializado, para ser utilizado por personal sanitario o bajo supervisión del equipo médico de Iberia en tierra.
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