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Un motor 2.0 de gasolina que gasta un 20% menos de lo normal, o, lo que es lo mismo, con un consumo muy similar al de los actuales turbodiésel. Éste es otro de los avances más llamativos que ultima Nissan. El logro se consigue con tres soluciones innovadoras: un termómetro interno que recoge datos de la combustión y sirve para optimizar la eficiencia, válvulas de apertura variable en función de la velocidad para mejorar la respiración del propulsor y un tratamiento de carbono que reduce las fricciones entre las piezas.
El fabricante no lanzará el propulsor al completo, al menos en principio (tiene unos costes demasiado elevados), pero irá aplicando sus avances en próximas motorizaciones. El primero en llegar al mercado será el sistema de apertura variable para las válvulas, que podría aparecer en uno o dos años. Según la marca japonesa, este dispositivo mejora el consumo entre un 7% y un 13%, al mismo tiempo que aumenta el par o fuerza de empuje entre un 1% y un 9%.
El tratamiento de carbono, que deja las paredes internas y los puntos de contacto entre piezas tan pulidos como la superficie de un espejo, también resulta beneficioso. Si se aplica en los cilindros y la mayoría de las partes móviles, reduce las fricciones un 25%, y el consumo, hasta un 5%. Y si se utiliza también en el cambio y las transmisiones, el ahorro de carburante supera el 10%.
Por su parte, el termómetro interno es una primicia mundial. Nissan es el primer fabricante que ha conseguido integrar un medidor de este tipo en la cámara de combustión. Se trata de un sensor láser que va situado junto a la bujía y recoge al instante la información sobre la temperatura del cilindro. Con este dato, la centralita del motor puede inyectar la cantidad de gasolina más apropiada a las condiciones térmicas del momento y mejorar la eficiencia general.
Este termómetro se aplicará a partir de 2007 en muchos de los motores nuevos de Nissan.
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