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  • Combinaciones excepcionales para dejar huella indeleble en quien se atreva a experimentar. Ésa parece ser la insignia con la que conquistar al hedonista del siglo XXI en Nueva York. ¿La prueba? El nuevo restaurante Morimoto, del chef japonés Masaharu Morimoto, cuyo proyecto de interiorismo está firmado por el arquitecto Tadao Ando, y el hotel Gramercy Park, producto del inventor del concepto de boutique hotel Ian Schrager, ahora embarcado en una nueva cruzada por la originalidad junto al artista Julian Schnabel. El abrazo del arquitecto Tadao Ando no se olvida. Sobre todo cuando sirve de acompañamiento al menú de Masaharu Morimoto, uno de los chefs japoneses más celebrados internacionalmente. Su restaurante homónimo (ya existía uno en Filadelfia) es uno de los nuevos puntos de referencia culinaria y arquitectónica de Nueva York. El Morimoto neoyorquino, proyectado íntegramente por el Pritzker Prize japonés Ando, abrió sus puertas el pasado enero, convirtiéndose en uno de los restaurantes imprescindibles del cada vez más exclusivo barrio de Meatpacking, entre Chelsea y el West Village. Morimoto es una estrella de la televisión, donde ha triunfado con su programa Iron chef e Iron chef America, pero verle reinventar el concepto de sushi en directo es un honor al que sólo se puede aspirar si se visita alguno de sus locales. Y entrar en el que ha diseñado Ando no sólo es un placer para el paladar, sino un regalo para la vista y los sentidos. Con una superficie de 1.100 metros cuadrados repartidos en dos niveles y con capacidad para 200 personas, el espacio está concebido de tal forma que en ningún momento uno siente estar rodeado de gente. En el piso superior, 24 asientos en la barra del sushi-bar permiten observar el trabajo del chef en una cocina abierta que ocupa 140 metros cuadrados. Si se quiere privacidad, Ando, un maestro del minimalismo, ha creado diferentes ambientes separados por cristales con graduaciones de color gris que envuelven con suavidad a la clientela. Los techos emulan las curvaturas propias de un jardín japonés. Pero lo más impresionante es la pared-estructura que desde el primer piso llega hasta el suelo de la planta inferior. Se trata de un muro en suspensión construido con 17.000 botellas de agua fundidas entre sí que pesa casi nueve toneladas y cuya iluminación y reflejos le dan al local un aire de ciencia-ficción. En la planta de abajo, el lounge del restaurante, la barra transparente esconde en su interior delicadas hojas de árbol tejidas en seda blanca, y los sillones, que por su color y textura hacen creer que son de cemento armado, esconden mullidos asientos en gomaespuma dura. Solidez barroca La sensación de levedad de este restaurante es completamente opuesta a la solidez barroca que uno siente al entrar en el Gramercy Park Hotel. Inaugurado a principios de agosto, constituye el primer trabajo de diseño del pintor y director de cine Julian Schnabel, amigo desde hace años de Ian Schrager, quien, además de crear junto a Philippe Starck hoteles como el Hudson de Nueva York, fue el fundador de la mítica discoteca Studio 54. Pero su nuevo hotel no tiene ninguna relación con la estética minimalista. Lejos de los tonos fríos y los espacios gélidos, aquí se imponen granates y verdes oscuros que se despliegan por todo un edificio decorado con muebles rústicos españoles en pleno contraste con cuadros gigantescos de Andy Warhol, Cy Twombly y del propio Julian Schnabel. El pintor se ha lanzado al diseño de muebles, como prueban varias de las piezas que pueblan el vestíbulo del hotel. Sobre la chimenea, de estilo español, brilla un cuadro del artista que emula a un picasso. Schnabel también ha diseñado la barroquísima alfombra y las cortinas rojo renacentista. Una elegía al contraste entre lo antiguo y lo contemporáneo que también se repite en las habitaciones, donde las fotografías de la colección Magnum reposan sobre las cabeceras de camas que parecen sacadas de una película de Romeo y Julieta. - Morimoto (001 212 989 88 83; www.morimotonyc.com). 88, Tenth Avenue. Nueva York. Omakase Menu, 94 euros. Cerveza, 6,25 euros. .
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  • Tadao Ando y Julian Schnabel, en dos proyectos que marcan tendencia
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  • Sensaciones neoyorquinas
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